El empleo de satélites en zonas donde es difícil utilizar la cartografía tradicional, especialmente la alta montaña, pone al descubierto que los clásicos atlas eran poco precisos. Las grandes cimas del mundo miden unos metros más o unos menos, dependiendo del caso, de acuerdo con las últimas mediciones realizadas con GPS (sistema de ubicación por satélite). No es que las montañas mengüen por la erosión o crezcan por un repentino plegamiento, puesto que para ambos fenómenos son necesarios miles de años, sino simplemente se han medido de forma más ajustada.

La altura de algunas cimas se estableció oficialmente mucho antes del desarrollo del GPS y la informática, y en muchos casos antes incluso de que fueran ascendidas, como sucedía en el Himalaya. Al Everest, que figura en los mapas modernos con una altura de 8.848 metros, se le han calculado dos metros menos mediante una medición GPS realizada por la empresa Leica Geosystems. Además de los satélites, el uso de aviones también ha revolucionado la cartografía no sólo en precisión, también en rapidez.

TRIGONOMETRÍA Y SEÑAL

Para la medición de las grandes cumbres se combina el método tradicional de trigonometría, ahora con láser, y la red de GPS. Se instala una baliza en la cima, se sitúan puntos de recepción a diferentes alturas y distancias y, finalmente, sincronizada con un reloj atómico, se lanza una señal. De los resultados obtenidos se obtiene una media. Aunque al GPS se le supone un margen de error mínimo, sólo unos centímetros, lo cierto es que una expedición de la National Geographic obtuvo, también con satélite, un resultado de 8.850 en el Everest.

Los 8.848 metros datan de la ascensión de Hillary y Tensing (1953), puesto que en los mapas de décadas anteriores figuraban 8.882. La primera medición se realizó en 1849 y casi dio en el clavo: 8.840. Como curiosidad, el cercano Dhaulagiri (8.167) fue considerada la mayor cima de la Tierra durante décadas. Mucho más cerca, la primera medición del Mont Blanc, en el siglo XVIII, también estuvo bastante acertada: la cima de Europa occidental medía 4.775 metros, no lejos de los 4.810 o 4.808 de la actualidad.