El Príncipe y Letizia Ortiz volvieron la tarde del jueves al escenario del crimen, el centro comercial de la Moraleja, en Madrid, donde el lunes los escoltas del heredero tuvieron una disputa con un paparazzo que fotografiaba a la pareja.

A diferencia de aquel sobresaltado paseo, el del jueves fue tranquilo, casi idílico, con un nutrido grupo de paparazzi, armados con cámaras digitales y de vídeo, invitados para dar testimonio de aquel acto de cotidianeidad. Entre los reporteros corría la sospecha de que la sesión, por llamarlo de algún modo, había sido organizada para demostrar que no existía conflictos entre la prensa y los guardaespaldas.

El lunes, los escoltas del Príncipe habían tenido un enfrentamiento con un paparazzo de la agencia Teleobjetivo, el cual asegura que lo vejaron para requisarle las fotos, cosa que niegan los agentes.

En su regreso al centro comercial, Felipe y Letizia adquirieron regalos, caminaron cargados con bolsas, subieron y bajaron por el ascensor y curiosearon en diversas tiendas. Desde lejos, los paparazzi hicieron su labor. Los futuros reyes están haciendo acopio de gran número de obsequios, ya que el pasado fin de semana estuvieron también de compras en Londres.

LETIZIA, EN ASTURIAS Letizia pasó ayer el día con sus abuelos en Asturias. El protagonista del viaje fue el abuelo, José Luis Ortiz Velasco, que tras ser dado de alta el jueves en el Instituto Nacional de Silicosis de Oviedo regresó a su domicilio. Tras pasar el día con ellos, Letizia paseó al atardecer abrazada a su abuela, la periodista Menchu Álvarez del Valle. Ésta es la primera visita de Letizia a su tierra de la que se tiene testimonio.