Carlos de Inglaterra y su esposa Camila tuvieron "la peor pelea desde que se casaron" debido a la decisión in extremis de la duquesa de Cornualles de no asistir al servicio religioso del 10ª aniversario de la muerte de Diana. Desde el principio, afirma el Daily Mail, Camila tuvo dudas sobre la conveniencia de acudir al acto, pero cedió ante la insistencia de Carlos y sus asesores. Ayer decidió pasear por los montes del Balmoral el día del homenaje.

Tras el clamor suscitado por su posible presencia entre los medios británicos y el público, ahora se siente "humillada y deprimida". The Sun fue más lejos y, citando al círculo de la duquesa, sentenció ayer que esta "vuelve a sentirse como el enemigo público número uno".

Tanto es así que el viernes no viajará a Londres con el resto de la familia real y se quedará en Escocia, dando paseos en solitario por las montañas que rodean Birkhall, la residencia de verano del príncipe. Además, "será todo muy emotivo y Camila tendrá que tener cuidado de que no la vean de compras o con la más ligera sonrisa. A la menor excusa, pondrá en peligro el progreso conseguido en los últimos 10 años", señaló la misma fuente. Una persona cercana a Camila contó al Daily Mail que Carlos creía que lo más apropiado era que ambos atendieran juntos la conmemoración por el aniversario de la muerte de Diana.

EN PRIMERA FILA El viernes pasado, Clarence House, la residencia oficial del príncipe de Gales, informó de que estaba previsto que Camila estuviera al lado de Carlos en la primera fila de la Guards Chapel, donde se ofrecerá la misa. Pero ya el sábado por la tarde, 24 horas antes de que se comunicara oficialmente su cancelación, Camila estaba "traumatizada" ante la eventualidad de recibir abucheos de los admiradores de la difunta princesa de Gales, según contó una amiga cercana al Mail.

El domingo Rosa Monckton, amiga íntima de Diana, escribió en una columna para The Mail on Sunday que Diana "estaría sorprendida de que uno de los invitados de honor fuera la duquesa de Cornualles". Al final Camila consultó a Isabel II y esta le dijo que la apoyaría si decidía no ir, a pesar de haber recibido la invitación de los hijos de Diana.