El Gobierno central asumió ayer por primera vez, aunque indirectamente, que se han cometido errores en la gestión de la crisis del ébola. La ministra Ana Mato explicó a los portavoces parlamentarios de Sanidad que el Ejecutivo va a cambiar los protocolos para aumentar la protección de los profesionales que tratan a los pacientes infectados o sospechosos de haber contraído el virus y también va a mejorar la comunicación ofrecida.

Mato se reunió con los representantes de Sanidad de los diferentes partidos en el Ministerio. Según varios de los presentes, la ministra reconoció implícitamente los fallos cometidos en el contagio de la auxiliar Teresa Romero, al anunciar que va a “reforzar” los protocolos. Son dos los cambios más significativos: cualquier sanitario que esté en contacto directo con un enfermo será considerado “paciente de alto riesgo”, y se le hará un estrecho seguimiento las semanas posteriores -”diario y activo”-, y se bajará el grado de temperatura considerado sospechoso (38,6º, en estos momentos). Estas modificaciones se presentarán hoy en el consejo interterritorial a los representantes de Sanidad de las comunidades autónomas.

En la reunión de Mato con los portavoces, tanto la ministra como el representante del PP, Rubén Moreno, se desmarcaron de las declaraciones del consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, en las que acusó a la auxiliar de haber ocultado información clave sobre su participación en los cuidados de los misioneros muertos de ébola. Ayer se incorporó al gabinete de comunicación de la célula de crisis una segunda persona de confianza del Ejecutivo. Se trata de Ricardo Ibáñez, que fue director de comunicación de Interior con Ángel Acebes y gestionó la política informativa tras los atentados del 11-M. Ibáñez es una persona de confianza de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. H