Probablemente todos esos amigos/as tuyos que nunca han tenido una relación en condiciones se burlen de ti cuando les hablas de lo bonito que es el sexo cuando estás enamorado. Porque para ellos acostarse es únicamente un método de desfogue, de apagar toda la energía sexual. Pero no les hagas caso. Esa sensación de conexión y máxima cercanía que experimentas después de hacer el amor con tu pareja tiene, según cuenta la psicóloga Madeleine A. Fugère en un artículo para Psychology Today, bases científicas. Te las contamos.

1. Oxitocina

Como cuenta la especialista, la actividad sexual y el orgasmo elevan muchísimo los niveles de esta hormona tanto en hombres como mujeres. Esto es importante porque la oxitocina reduce los niveles de estrés, aumenta la sensación de confianza, refuerza el vínculo que os une y, por encima de todo, potencia los sentimientos de amor. Como para no querer hacerlo.

2. Charlas de almohada

El buen sexo implica la práctica de esas largas charlas de almohada donde se cuentan tantas confidencias. Y estas revelaciones tan íntimas, explica Fugère, están asociadas científicamente con una mayor sensación de cercanía y de satisfacción con la relación. Además, estas charlas aumentan el deseo sexual, creando un círculo vicioso maravilloso.

3. Resplandor sexual

La satisfacción sexual no siemre termina cuando acaba el sexo. A veces, explica la psicóloga y experta en atracción sexual, esa satisfacción dura mucho más tiempo, incluso dos días enteros. Esto se llama resplandor sexual y le ocurre a muchas parejas, lo que hace que se mantengan más unidas y, según especulan algunos científicos, reduzcan las posibilidades de infidelidad.

4. Actividad cerebral similar

Cuenta Fugère que cuando experimentamos amor y deseo sexual, en apariencia muy distintos, se activan las mismas áreas del cerebro, como el tálamo, el hipocampo o la corteza cingulada anterior. Esto ha llevado a varios investigadores a sugerir que los sentimientos de amor podrían desarrollarse a partir del deseo y la realización sexual. El buen sexo, en definitiva, es clave para la salud de cualquier relación.