Hay preguntas tan inmensas que, a veces, lo mejor es empezar por descifrar lo básico. Quizás por eso, hace ya varias décadas, el biólogo sueco Svante Pääbo empezó a indagar en la historia evolutiva de nuestra especie, los sapiens, a través de métodos genéticos. Sus análisis han permitido secuenciar el genoma de los neandertales (uno de nuestros parientes extintos), desvelar la existencia de los denisovanos (unos homínidos hasta ahora desconocidos) y reconstruir las migraciones de nuestros antepasados fuera de África.

Este fascinante análisis para entender de dónde venimos, por qué somos como somos y, sobre todo, qué nos distingue de las demás especies que han pululado por el planeta ha sido galardonado por la Real Academia de las Ciencias de Suecia con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2022.  

Hacía al menos un lustro que el galardón no recaía en una sola persona. Pero, según destaca el comité del Nobel, el trabajo de Pääbo ha conseguido «logros aparentemente imposibles» y, a su vez, «ha fundado una disciplina científica completamente nueva: la paleogenómica». «Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivos de los homínidos extintos, sus descubrimientos proporcionan la base para explorar lo que nos hace únicamente humanos», destaca la Academia. Incluso antes de este prestigioso galardón, Pääbo (Estocolmo, 20 de abril de 1955) ya era considerado uno de los científicos vivos más importantes del mundo. El biólogo sueco, hijo del también premio Nobel Sune K. Bergström (galardonado en 1982), es considerado uno de los máximos expertos del mundo en genética evolutiva. En 2018 recibió el Premio Princesa de Asturias. En la esfera personal, Pääbo también ha destacado por ser uno de los pocos científicos de su talla abiertamente bisexual y comprometido con el activismo LGBTI. 

Aplauso general

El Nobel a Pääbo ha sido recibido entre grandes aplausos por parte de la comunidad científica. Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca, valora el trabajo de Pääbo, con el que ha colaborado en la excavación y análisis del yacimiento español. «Ha contribuido a cambiar nuestra perspectiva sobre una especie muy polémica, el Homo neanderthalensis, ya que nos ha permitido entender cómo ha evolucionado», destaca.