Terapia a través del arte

Una víctima de rituales sexuales con menores expresa su horror a través de sus pinturas

Una galería de Barcelona expone los cuadros de Tess, que de niña fue obligada por su padre a participar en ceremonias en los Países Bajos

Exposición en Barcelona de la artista holandesa, Tess Dribbel , víctima de abusos sexuales.

Exposición en Barcelona de la artista holandesa, Tess Dribbel , víctima de abusos sexuales. / Jordi Cotrina

J. G. Albalat

"Nos hacían poner en el suelo haciendo un círculo. Todos sentados. Un niño al lado del otro y desnudos. Hacían que nos tocáramos unos a otros, mientras un hombre caminaba alrededor sin ropa". Esta es una de las escenas vividas por Tess Dribbel, una holandesa de 49 años que fue sometida a abusos sexuales en su país cuando era niña y adolescente, de los nueve a los 17 años. A esas ceremonias o rituales sexuales la llevaba su padre que, según su versión, también la sometía sexualmente. Sus cuadros reflejan esa horrible infancia. Los pinceles le han servido de terapia, a la vez que le han permitido expresar sus emociones. Su primera exposición se inauguró este lunes en Barcelona, en la galería Mr Toolip Art Gallery, y estará abierta hasta el próximo 16 de enero.

Tess es un nombre ficticio y su identidad permanece en el anonimato. Está protegida ante el temor de que la trama de pederastas de la que fue víctima pueda ejercer represalias contra ella. "Todavía siguen y puede que actúen no solo en Holanda, sino en otros países, como Inglaterra y Alemania", asegura en una conversación con EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica.

No se sabe si la telaraña se extiende a España. Según ella, hay personajes con influencia detrás de esta trama que, precisa, organizaba esos encuentros sexuales con menores. "Nos hacían poner a cuatro patas, desnudos, y nos hacían caminar, mientras uno de ellos nos daban golpecitos. Y nos filmaban", explica. En una ocasión, recuerda, los abusadores utilizaron para el ritual salones de una iglesia protestante de la localidad en la que vivía.

Obra en la que Tess refleja un "jardín satánico", según sus palabras.

Obra en la que Tess refleja un "jardín satánico", según sus palabras. / Jordi Cotrina

La mujer no tuvo otro remedio que abandonar los Países Bajos y dejar atrás su familia (sobre todo a su padre abusador) para poder desconectar y desterrar de su mente las escenas del horror. Hace 30 años que reside fuera. "Tenía que irme del país porque siempre vivía con miedo", subraya. Tess relata, incluso, ceremonias de sacrificio de animales y de otra índole.

Una investigación periodística en los Países Bajos destapó en 2016 que había una 140 víctimas que había sufrido los abusos y los ritos igual que ella. A raíz de estas pesquisas y los testimonios recogidos, la Cámara de Representantes de ese país instó al Ministerio de Justicia a crear una comité independiente, que fue dirigido por el profesor Jan Hendriks, para esclarece el asunto. Sus conclusiones fueron elevadas el pasado mes de diciembre al Gobierno. Un grupo de 22 víctimas han reclamado, paralelamente, que se inicie una investigación policial.

"Abuso organizado y violento"

El Comité Hendriks concluyó que era "indiscutible" que existió "abuso organizado y violento de menores" y que en muchos casos, el "funcionamiento social" de las víctimas "se ve seriamente obstaculizado: no completan la educación, tienen dificultades para mantener un trabajo, evitan las relaciones o se rompen, ven el mundo exterior con recelo", entre otras cuestiones. Sin embargo, los expertos alegan que no se han encontrado pruebas "contundentes" (como los grabaciones en vídeo) de que haya "abuso ritual satánico de menores".

"Una de las cosas extrañas incomprensibles cuando se te maltrata es el síndrome de disociación por el que la memoria se cierra para protegerse. Es solo cuando este se libera terapéuticamente, y en mi caso fue años después, que todo el pasado se revela lentamente. Para mí es un viaje muy doloroso y emotivo que he intentado expresar a través de mi arte", afirma Tess. "Quería pintar lo que tenía dentro", detalla.

Su terapeuta la animó a usar sus dotes artísticas, explica la mujer, para "intentar expresar libremente en imágenes lo que sentía en cada sesión". A partir de ahí, hubo una "efusión de experiencias dolorosas y horribles al revivir el pasado", precisa. En sus cuadros se pueden ver niños gritando, menores con gatos negros, un "jardín satánico", figuras grises (en alusión a su padre) que ya no tiene poder sobre ella o una espalda desnuda de una niña. Hay títulos que lo dicen todo: 'Causa y efecto del abuso constante' o 'Hora oscura'. Como dicen, una imagen vale más que mil palabras.  

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