11 usos (desconocidos) de los posos del café para ahorrar en casa

Si quieres ahorrar dinero no vuelvas a tirar los restos que se generan a la hora de preparar esta bebida

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo, pero no solo la bebida es apreciada por quienes conocen las virtudes de sus restos.

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo, pero no solo la bebida es apreciada por quienes conocen las virtudes de sus restos.

F. Aznar

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo, solo por detrás del té y el agua. La ingesta moderada tiene muchos beneficios para nuestro organismo. Entre los más conocidos, que ayuda a concentrarte y mejora la agilidad mental. Es de sobra conocido que aquellos que tienen que estudiar hasta altas horas de la madrugada recurren a la cafeína para evitar quedarse dormidos, pero al margen de las propiedades de la bebida, en esta ocasión nos vamos a centrar en las múltiples utilidades que tiene el poso del café que tradicionalmente tiramos a la basura.

Una vez conozcas todo lo que podemos hacer con los restos del café sabrás valorar unos posos que se pueden utilizar en un buen puñado de menesteres en el hogar, pues están repletos de propiedades para el jardín, la casa o el baño.

Utilidades de los posos del café

  • Como fertilizante. Al contar con nitrógeno, potasio y fósforo, los posos del café se pueden utilizar como fertilizante para muchas plantas. Son ideales para plantas que necesitan un sustrato ácido como tomates, rododendros. También son un excelente substrato para el cultivo de setas y hongos.
  • Remedio anti-gatos. Si estás cansado de que tu gato aparezca en lugares indeseados, o es el de tu vecino el que deja sus necesidades en tus propiedades, espolvorea los restos del café donde no quieres que pise un felino.
  • Para ahuyentar caracoles. Si tienes plantas y estás cansado de que los efectos de los caracoles, los posos del café servirán para que no vuelvan a aparecer, pues la cafeína es venenosa para ellos.
  • Olvídate de las hormigas. No solo los caracoles huyen de los posos del café, tampoco son apreciados precisamente por las hormigas, pues su olor neutraliza las huellas que dejan las hormigas para orientarse.
  • Adiós avispas. Como vemos, el café no es muy apreciado por los animales. Si esparces sobre la mesa los restos de un café no aparecerán avispas. Estos molestos insectos desprenden un olor muy desagradable para ellas. Para mantenerlas a raya coloca un poco de café molido bien seco en un recipiente y préndele fuego. A las avispas no les gusta nada el humo que se desprende. 
  • Fuera pulgas. Frota los posos de café húmedo en la piel de tu mascota después del baño para repeler pulgas sin necesidad de utilizar químicos.
  • Enemigo de la celulitis. La mayoría de los productos anticelulíticos contienen cafeína, que mejora la circulación y dilata los vasos sanguíneos que irrigan la piel. Por degracia, también continenen microplásticos, una amenaza para el medioambiente. Puedes hacer tu peeling natural, económico y eficaz con un poco de aceite de oliva y restos de café. No olvides eliminar después los restos en la ducha para no desprender olor.

  • Protector de labios. En caso de que tengas los labios agrietados puedes aplicarte un peeling de labios casero a base de café, azúcar y aceite de coco. Lo puede utilizar una o dos veces por semana. Solo tienes que mezclar los ingredientes de forma que adquieran una consistencia de crema. Después de masajearte suavemente los labios te limpias y ya está.
  • Salud del cabello. Si mezclas los restos de café con un poco de champú o simplemente los usas como enjuague, tu cabello quedará más fuerte y brillante. Este método se recomienda especialmente para los tipos de cabello más oscuros.
  • Broncea tu piel. Puedes utilizar los posos sobre tu cuerpo con suavidad cuando te duches para conseguir un tono de piel dorado. Con los restos del té negro el efecto será similar.
  • Ambientador natural. Para acabar con ese desagradable olor que a veces desprenden los desagües, calienta agua como para cinco tazas de café y llévala a ebullición. Vierte media taza de posos de café por el desagüe y, a continuación, echa el agua.