El nuevo truco de limpieza que está arrasando: la regla de los 2 minutos

Se trata de una regla sencilla con la que poner orden en tu hogar y que te permitirá disfrutar de más tiempo libre

J.D.

Después de estar un día entero dedicado a limpiar y organizar, a menudo parece que en apenas unas horas todo vuelve a estar desordenado. Sin embargo, esa sensación de suciedad no es real, es solo la impresión que nos da el desorden. Aunque cada superficie de la casa esté impecable, el desorden puede hacernos sentir que necesitamos volver a limpiar.

Para evitar esta situación y abordar las tareas domésticas de manera más fácil y natural, ha surgido un nuevo enfoque: la regla de los dos minutos. Se trata de un truco de limpieza simple que te ayudará a mantener el orden y la limpieza en casa durante más tiempo. La idea es realizar pequeñas tareas cotidianas que apenas llevan dos minutos de tu tiempo, pero que contribuyen significativamente a mantener el hogar en buen estado.

Son acciones sencillas que apenas requieren esfuerzo, pero que a cambio te permiten vivir de manera más relajada y sin tanto estrés por la limpieza. Una vez que adoptes este truco de limpieza de dos minutos en tu rutina, no querrás dejar de hacerlo, ya que facilita enormemente el mantenimiento del orden y la limpieza en tu hogar.

La regla de los 2 minutos

La regla de los dos minutos establece que si una tarea lleva menos de dos minutos hacerla, no hay que dejarla para luego, sino que lo mejor es realizarla y olvidarse de ella. Es una regla de limpieza que puedes extender a toda la familia, en función de las posibilidades de cada uno de sus miembros, y que se adapta pronto y fácilmente a cualquier estilo de vida.

Algunos ejemplos de tareas de limpieza que puedes hacer siguiendo esta regla de los dos minutos son los siguientes:

  • Lavar un plato (eso te permitirá no acumular vajilla sucia en el fregadero)
  • Poner una lavadora con la ropa del gimnasio (la tendrás lista para cuando la necesites y no se amontonará en la cesta)
  • Recoger la mesa de centro del salón (evitarás que allí reposen montañas de papeles que, antes o después, tirarás)
  • Colgar la ropa que has usado (en vez de dejarla sobre una silla, así impedirás que se arrugue)
  • Despejar el recibidor (evitarás que se acumulen las cartas sin abrir y otros enseres)