La primera causa de fallecimiento en los hombres son los tumores, mientras que en las mujeres son las afecciones cardiovasculares, especialmente infartos, ictus e insuficiencia cardiaca. Sin embargo, según subraya la última Estrategia de Salud Cardiovascular del sistema nacional de salud, este tipo de dolencias en las mujeres están “poco estudiadas, poco reconocidas, infradiagnosticadas y poco tratadas”.
Un conjunto de factores están detrás de este déficit, entre ellos que las afectadas tienden a pensar que los infartos "son cosa de hombres", minimizan los síntomas y posponen las consultas.
Las mujeres tardan 237 minutos en llegar a urgencias ante un infarto, frente a los 98 minutos que se demoran los hombres
Según diversos estudios de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el riesgo de muerte por infarto es el doble en las mujeres que en los hombres (18% frente al 9%), por varios motivos, entre ellos que solo un 39% de las enfermas reconocen bien los síntomas –frente al 57% de hombres–, por lo que tardan, de media, 237 minutos en llegar a urgencias desde el inicio del dolor, mientas que los hombres apenas se demoran 98 minutos.
El tabaquismo y el envejecimiento aumentan las cardiopatías: el 40% de los mayores de 70 años sufren al menos una
Además, las mujeres sufren la parada cardiaca, de promedio, 10 años más tarde que los hombres y, por tanto, cuando ya tienen otras enfermedades como diabetes, hipertensión, demencia o insuficiencia renal, que pueden complicar la supervivencia.
Culturalmente siempre se ha pensado que los estrógenos protegen a las mujeres, por lo que cuando las mujeres tienen algún síntoma no les viene a la mente que pueda ser un infarto
Estrógenos
Sin embargo, “culturalmente, siempre se ha pensado que los estrógenos protegen a las mujeres frente a las enfermedades cardiovasculares, por lo que cuando ellas tienen algún síntoma no les viene a la mente que pueda ser un infarto o algo cardiovascular y no acuden rápidamente a consulta o urgencias”, explica Leticia Fernández-Friera, integrante del Comité Científico del proyecto Mujer y Corazón de la Sociedad Española de Cardiología.
Además, tradicionalmente se piensa que un infarto provoca un dolor opresivo en el pecho o el corazón, que puede irradiar al brazo izquierdo. Pero las mujeres pueden tener otros síntomas como fatiga, vómitos, dificultad para respirar, sudor frío y “algunos atípicos como dolor de espalda o de mandíbula que son difíciles de identificar y asociar a un infarto”, según explica la también directora del Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares de HM Hospitales.
Según la Estrategia de Salud Cardiovascular, el “papel de cuidadoras” que la sociedad otorga a las mujeres provoca “la dejación del cuidado de su propia salud”
A todo ello se une, según identifica la Estrategia de Salud Cardiovascular, que el “papel de cuidadoras” que la sociedad otorga a las mujeres provoca “la dejación del cuidado de su propia salud”. Además, es el colectivo con peores condiciones laborales y económicas, que también influyen en la salud cardiovascular porque suelen tener algunos de los trabajos más duros y peores hábitos que conducen a la obesidad, la diabetes o el sedentarismo, factores de riesgo para todas las enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular, junto con el tabaquismo y el alcohol.
De hecho, la incidencia va al alza, asociada a un mayor envejecimiento de la población y al aumento de hábitos no saludables.
Los fallos
Pero el acento no solo hay que ponerlo en las mujeres. La respuesta del sistema sanitario no siempre está a la altura, según denuncia también la Estrategia de Salud Cardiovascular con el ánimo de corregir la situación. Cuando consultan por dolor en el pecho, en ocasiones el médico diagnostica ansiedad o estrés y no lo asocia a una cardiopatía. Asimismo, no siempre se recomienda revisiones periódicas a las mujeres que han sufrido cambios hormonales en el embarazo, como diabetes gestacional o preeclampsia, que también son factores de riesgo.
Las mujeres reciben menos tratamientos y se les realizan menos procedimientos intervencionistas
Además, también reciben menos tratamientos, se les realizan menos procedimientos intervencionistas y se les deriva menos a las unidades de rehabilitación cardiaca.
Frente a ello, la SEC reclama actuar en dos ámbitos: concienciar sobre la necesidad de llevar hábitos de vida saludables y difundir la necesidad de que las mujeres realicen revisiones en consenso con su médico, sobre todo si tienen algún factor de riesgo cardiovascular a partir de los 50 años, cuando se incrementa la posibilidad de sufrir este tipo de enfermedades.