Un aparatoso incendio, originado en una subestación eléctrica de Unión Fenosa cercana a la estación de Atocha, paralizó ayer el centro de Madrid, que quedó envuelto en una espesa humareda visible a más de 30 kilómetros de distancia y en un gran caos por el corte de tráfico, del transporte público y del suministro eléctrico.

Un total de 8.000 clientes de la compañía eléctrica se vieron afectados en un principio por el incendio que comenzó sobre las 13.40 horas en un edificio de la calle de Alameda, situada en la almendra histórica y cultural de Madrid, con edificios en su entorno como el Museo del Prado, que cerró sus puertas para que no entrara el humo, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza.

Los Bomberos de Madrid calcularon que el incendio, controlado a las 16.00 horas, quedaría extinguido anoche. El fuego causó intoxicaciones por inhalación de humo a cinco personas y provocó el desalojo de edificios como el Ministerio de Sanidad y Consumo y del Consejo Económico y Social, además de hoteles y restaurantes.

Las causas del incendio, que arrasó las tres plantas y el sótano de la subestación, cuya estructura resultó considerablemente dañada, todavía no están totalmente determinadas, pero lo más probable, según explicó el vicepresidente y consejero delegado de Unión Fenosa, Honorato López, es que éste se iniciara en uno de los nuevos transformadores de la instalación, que entraban ayer en servicio para sustituir a otra antigua.

Las grandes dimensiones del fuego, las inmensas llamas y la densa columna de humo próxima a la Glorieta de Atocha generó confusión en los madrileños, que todavía guardan en su memoria la masacre del 11-M.

El Congreso de los Diputados, donde estaba reunida la comisión de investigación sobre los atentados, fue uno de los edificios afectados por el apagón eléctrico que originó el incendio.

El fuego, que comenzó a poder ser controlado cinco horas después de declararse, afectó a dos edificios colindantes al de la subestación, cuyos vecinos, que desalojaron los inmuebles, vivieron momentos de tensión y pánico, ante el temor de algunos a que sus viviendas se pudieran estar quemando. Todos los dispositivos de seguridad se pusieron en marcha a partir de llamada de los vecinos alertando del incendio y mostrando su preocupación por la proximidad de la subestación a una gasolinera de Repsol, que, sin embargo, no resultó afectada por las llamas.

El incendio declarado ayer se encuentra entre los 20 más importantes registrados en las últimas dos décadas en la capital por su espectacularidad.