Viven con auténtico miedo y no encuentran solución a sus graves problemas. Vicente Palmer y Raquel Galera, dos vecinos de uno de los edificios de la plaza Francisco Tomás y Valiente de Burriana, aseguran estar atravesando una situación límite a causa "de los continuos ataques, las amenazas y el acoso de otros dos convecinos que, presuntamente, se dedican al tráfico de droga", explican.

Palmer asegura que los problemas llegaron cuando "venía gente a mi casa a altas horas de la madrugada para comprar droga y yo les decía que se habían equivocado". "Comprobamos que, en realidad, se dirigían a los pisos de estas dos personas y les pedimos que, por favor, hicieran lo que quisieran en casa, pero que sus visitas no nos molestaran por la noche", señala.

Desde entonces, los ataques no han cesado. "Nos revientan las mirillas con petardos, nos ponen silicona para que no se vea nada o intentan entrarnos en casa", dice Vicente, lamentando su situación. Sin embargo, estos actos, aparentemente vandálicos, van más allá. "Nos hacen pintadas insultándonos y nos han amenazado de muerte", indica Galera. Por eso, "tenemos auténtico miedo y, aunque la Guardia Civil investiga, las soluciones no llegan", apunta.

Por el momento, los vecinos han optado por tomar todas las medidas preventivas necesarias para estar a salvo. "Hemos instalado cámaras para que todo quede grabado", explican. Gracias a los vídeos y las fotografías, "estos hombres fueron detenidos en julio", --como ya publicó Mediterráneo--, sin embargo, "poco después salieron a la calle y la cosa ha empeorado muchísimo", dice Palmer. "Hemos puesto 43 denuncias, pero nos dicen que hasta que no llegue el juicio no pueden hacer nada", explica Vicente, con gestos de incomprensión. "Mientras tanto --añade-- seguimos viviendo con miedo por nosotros y por nuestros hijos". El colmo de la situación para Vicente llegó hace unos días cuando "el hijo de mi vecina, de cuatro años, se encontró en el ascensor con uno de estos hombres y le dijo cosas tan horribles que no deja de llorar desde hace tres días". Ayer Palmer tuvo que salir corriendo porque "me perseguían a pedradas", denuncia.

BIDONES DE GASOLINA Los vecinos también han visto cómo estos hombres "entran de madrugada con bidones de gasoil" y temen que los hayan robado. Para extremar la seguridad han comprado "extintores" y han contratado seguridad privada nocturna para "poder dormir algo más tranquilos", dice Vicente. Aun con todo, los vecinos solicitan "protección inmediata de las fuerzas de seguridad".