En las bandas de índole jerárquico, "los jóvenes de entre 20 y 25 años tienen un desprecio absoluto por la vida. Vienen a la provincia como turistas y el objetivo es volver a su país con los bolsillos llenos. Usan armas blancas y de fuego, cambian frecuentemente de piso y, cuando se les detiene, si no son reincidentes y no tienen delitos de sangre, quedan en libertad y los juicios pueden se retrasan hasta dos años". "En la provincia de Castellón, solo tres de cada diez ingresa en prisión. Por contra, el resto queda en libertad con cargos. Muchos de ellos son conscientes de que en sus delitos de robo con fuerza no media la sangre y que, difícilmente, salvo que sean repetitivos, ingresarán en presión". En este sentido, las organizaciones de delincuentes actúan con ventaja, porque van más rápido que la Justicia.