Las víctimas del policía acusado de abusos serán testigos protegidos

Este martes comienza en la Audiencia Provincial de Castellón uno de los juicios de más expectación del 2016 en la provincia, el que sentará en el banquillo de los acusados a José Antonio M.M., un policía local de Burriana, acusado de abusar sexualmente, presuntamente, de, al menos, ocho menores de edad. Unas víctimas que declararán como testigos protegidos, sin que trascienda su identidad y que responderán a las preguntas de las partes del proceso detrás de un parabán.

La fiscal Carolina Lluch, encargada de la investigación, pide para él 98 años de cárcel por cuatro delitos de abuso sexual con acceso carnal, tres de abusos continuados, uno de agresión sexual y nueve delitos de corrupción de menores, como ya avanzó Mediterráneo el pasado mes de octubre.

El agente investigado, que ya fue condenado en el 2012 a una pena de un año y nueve meses de prisión por un delito de falsedad en documento público, amenazaba, supuestamente, a menores con problemas económicos y/o judiciales para lograr que accedieran a tener sexo con él.

Los adolescentes, por el miedo y la autoridad que representaba el acusado, accedían a sus peticiones sexuales, coaccionados.

Según el escrito de acusación provisional, estos hechos se prolongaron desde el 2007 hasta el 2014. La prueba testifical del juicio comenzará con el interrogatorio del acusado y continuará con la declaración de unos 30 testigos. Agentes de la Guardia Civil, psicólogos infantiles y médicos forenses están citados. También el jefe de la Policía Local de Burriana, superior del agente acusado, quien permanece en prisión preventiva desde su detención en abril del 2014. El policía investigado prometía a la mayoría de las víctimas interceder por ellos en sus procesos policiales. Los menores afectados tenían entre 14 y 18 años, según la fiscal.

A uno de los chicos a los que intentó convencer para tener relaciones, de 14 años, le decía que tenía contactos en un importante equipo de fútbol y que lograría que jugara en el club si accedía a sus pretensiones. El acusado fue muy insistente en sus propuestas, aunque el menor las declinó y fue uno de los dos menores de los que intentó, sin éxito, abusar. A otras de las víctimas las amenazó con propiciar que entraran en un centro de menores, según la Fiscalía, llegando a decirles que “acabarían en la cárcel”. A cambio de sexo, les entregaba a los adolescentes cantidades de dinero que oscilaban entre los 20 y 50 euros en cada encuentro, como adelantó este diario en exclusiva. H