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la justicia rechaza por segunda vez su recurso

Tercera condena por guardar en su casa de Vinaròs armas de guerra

Audiencia, TSJ y ahora el Supremo le imponen ocho años y medio de cárcel. Almacenaba un kalasnikov, dos pistolas, cartuchos y un machete en su piso

Tercera condena por guardar en su casa de Vinaròs armas de guerra

Tercera condena para el vecino de Vinaròs que fue descubierto en junio del 2017 con un depósito de armas de guerra en su casa. Después de que la Audiencia de Castellón le impusiera ocho años y medio de cárcel y que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat ratificara esa sentencia, es ahora el Tribunal Supremo quien ha rechazado su recurso de casación, confirmando que el procesado irá a prisión por almacenar sin ningún tipo de licencia un kalasnikov de la antigua Yugoslavia, dos pistolas semiautomáticas, más de una treintena de cartuchos y un machete.

El procesado negó los hechos durante el juicio celebrado contra él en la capital de la Plana y rehusó contestar a las preguntas de la Fiscalía. Acusó a un compañero de piso, de origen italiano, de poseer las armas de fuego y dijo que él solo vivía en el inmueble, pero no tenía nada que ver.

«No niego que supiera de su existencia, pero no eran mías. Yo estaba en esa vivienda porque, por mi situación económica, no tenía más remedio», sostuvo el condenado, quien ya fue sentenciado durante el año 2010 por la Audiencia Provincial de Tarragona por tenencia ilícita de armas.

LA NOVIA DEL CONDENADO / La novia del vecino de Vinaròs secundó su declaración en la vista que tuvo lugar en el 2018, afirmando que ella «no sabía nada» y no había visto nunca «nada raro» en ese domicilio. Negó haber convivido con el procesado en el citado piso, pero varios agentes de la Guardia Civil la desmintieron. Los efectivos de la Benemérita sostuvieron que mientras el hombre no salía del inmueble para nada (no lo vieron en los 13 días que duraron las vigilancias sobre la casa), ella entraba y salía de la vivienda de forma habitual y realizaba tareas domésticas.

«Nos llegaron dos informaciones confidenciales que aseguraban que un vecino tenía armas de guerra y estaba intentando venderlas», reveló uno de los guardias civiles intervinientes. Estas dos fuentes dieron al instituto armado numerosos detalles sobre el acusado y su entorno, por lo que los agentes comenzaron a controlar el inmueble intensamente con estrictas vigilancias de «hasta diez horas diarias».

Con autorización judicial procedieron a registrar el domicilio, hallando en una habitación de su interior un fusil ametrallador, 12 cartuchos sin disparar, una pistola semiautomática con el número de identificación eliminado y otra arma semiautomática con 27 cartuchos. En la casa los agentes encontraron también un machete, dos arcos de poleas, 58 flechas, un visor nocturno, dos walkie-talkie, grilletes metálicos y un cañón cortado de una escopeta, entre otros elementos, tal y como consta en la sentencia a la que ha tenido acceso este diario.

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