La Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a once años y un día de prisión a un vecino de Almassora, testigo de Jehová, por abusos sexuales a la hija menor de su pareja. Además de la pena de prisión, el tribunal le impone una orden de alejamiento para que no pueda acercarse a menos de 500 metros de la víctima ni comunicarse con ella por ningún medio por tiempo de diez años. Asimismo, a su salida de la cárcel, estará bajo libertad vigilada una década.

Según declara probado la sentencia, el hombre, de 39 años, fue durante 15 años pareja sentimental de la madre de la menor. Los tres convivieron durante ese tiempo en distintos domicilios, desde que la pequeña tenía tres años. Los magistrados consideran acreditado que desde el año 2008 --cuando la niña tenía cinco años-- y hasta el 2020 el adulto propició distintos episodios de naturaleza sexual con ella. Los mismos consistieron en tocamientos y chupetones en las partes íntimas de la pequeña y en conductas del mismo tipo hacia el hombre, quien la había instruido previamente.

Estos hechos sucedían cuando la madre de la menor no estaba en la casa familiar o mientras esta dormía y tenían por escenario la cama y el sofá, pero también el trastero del domicilio o el interior del propio coche cuando iban a la playa sin la progenitora.

Bautizo

En junio del 2019, por ser testigos de Jehová y querer bautizarse por tal rito, la adolescente y el adulto convinieron que estos hechos no volverían a suceder. No obstante, en enero del 2020, el procesado volvió a requerir a la menor para realizar ciertas prácticas sexuales, amenazándola con hacer públicas unas fotos íntimas suyas. La niña no quiso acceder al chantaje y puso los hechos en conocimiento de una amiga y después del profesorado de su centro escolar, dando así origen a la denuncia.

El tribunal hace hincapié en la sentencia en que, aunque la niña no pudo contener el llanto durante su declaración en el juicio oral celebrado en la Audiencia, después se mostró serena y respondió con aplomo y seguridad a todas las preguntas. «La testigo nos pareció creíble en su relato emocionado y detallado», rezan los jueces en el documento al que ha tenido acceso este periódico.

Por su parte, el acusado negó en al vista oral la mayor y dijo que no había habido ni felaciones ni masturbaciones. Sí admitió, en cambio, ciertos tocamientos por encima de la ropa.

La citada sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJCV).