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REPORTAJE

Asesinato a tiros sin un culpable en Vinaròs

El autor material nunca fue detenido y una familia, miembro de un supuesto clan rival, fue absuelta de ordenar el crimen

Dos guardias civiles, junto al cuerpo cubierto del fallecido en imagen de archivo.

El asesinato a tiros del vendedor ambulante de etnia gitana Mariano Santiago, sucedido en Vinaròs en el año 2008, sigue rodeado de incógnitas 14 años después. La víctima fue ejecutada a tiros en pleno mercadillo semanal, a la luz del día y sembró el caos en la localidad. Sin embargo, el autor material del crimen nunca fue ni identificado ni detenido por los investigadores de la Guardia Civil.

Las indagaciones llevaron a los agentes a sospechar que se trataba de un ajuste de cuentas --el fallecido recibió cinco disparos y murió delante de su esposa en el puesto en el que trabajaba-- y pusieron sus ojos en un supuesto clan familiar rival. 

Así, la Fiscalía sostuvo que el crimen fue una vendetta de Los Pelúos por una reyerta mortal ocurrida cinco años antes, en el 2003 en Sabadell (Barcelona), donde murió su tío a manos del clan al que pertenecía Mariano Santiago, por el que condenaron a dos de las siete personas que intervinieron.

Estas investigaciones llevaron a la Audiencia Provincial de Castellón a sentar en el 2019 a cinco personas de la misma familia en el banquillo de los acusados por haber, supuestamente, encargado a un sicario no identificado el asesinato a sangre fría de Santiago en la capital del Baix Maestrat.

El jurado popular, sin embargo, declaró «no culpables como inductores de causar la muerte violenta de Mariano Santiago» a los procesados --una madre y cuatro de sus hijos--, como avanzara entonces en exclusiva este diario.

Declaración en el juicio

Los acusados negaron en la vista su implicación e incluso, algunos afirmaron «no conocer al fallecido ni a su familia» y no haber tenido «jamás» problemas con ellos. La Fiscalía pedía, para cada uno de ellos, 25 años de prisión por un asesinato a sueldo. 

La Guardia Civil consideró que el asesinato del 2008 fue una «venganza de sangre», y aportó, como prueba «una llamada que se hizo desde el propio mercado semanal de Vinaròs a un familiar de los procesados minutos después del asesinato». La madre del clan acusado negó que fuera su voz. El autor material de los disparos, sin embargo, nunca pudo ser identificado y el tribunal del jurado no consideró acreditado que la mano de los procesados estaba detrás del asesinato.

En la actualidad, cuando acaba de comenzar el año 2022 y han transcurrido casi 14 del crimen, la muerte a tiros de Mariano Santiago ante numerosos testigos en la capital del Baix Maestrat continúa sin esclarecerse.

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