ÉL LO NIEGA

Una niña de 11 años señala a un anciano de 83 de la Vall d'Uixó como abusador

La menor dice que un amigo de la familia la tocó y no paró aunque ella se lo pidió

Imagen del procesado, sentado ayer en el banquillo de la Audiencia.

Imagen del procesado, sentado ayer en el banquillo de la Audiencia. / BIGNÉ

Una menor de 11 años acusó ayer a un anciano de 83, amigo de su familia, de haber abusado sexualmente de ella en la Vall d’Uixó en el año 2018. Cuando sucedieron los hechos, la víctima era todavía menor (tenía tan solo siete años y el procesado, 79). 

La Fiscalía pide cinco años de cárcel para el anciano y sostiene que realizó tocamientos a la pequeña en sus partes íntimas. Ese fue, precisamente, el relato que hizo ayer la niña, quien recordó que el procesado «vivía cerca», «era amigo de la familia» y que, a veces, le daba dinero. 

«Me senté en su pierna, en la rodilla, y me hizo cosas que no me gustaron. Le dije que parara, pero no me hizo caso», expresó la niña, quien dijo que los abusos se produjeron en una única ocasión y no de forma continuada.

«Yo llevaba vestido y me tocó mis partes, por encima y por debajo de la ropa», afirmó la menor, quien incidió en que el adulto le realizó estos tocamientos durante «bastante rato» y precisó que eran «como un masaje».

La niña explicó que estos hechos ocurrieron en el comedor de la vivienda y estando el padre de ella y uno de sus hermanos en la misma estancia. «Ellos no oían lo que estaba pasando porque yo le decía bajito que parara», afirmó la pequeña, quien recordó el momento en que le confesó a sus padres lo que había vivido. «Mi padre se enfadó y le dijo que se fuera de nuestra casa. Mi madre creo que se puso a llorar», aseveró.

Él lo niega

El hombre negó los hechos de los que se le acusa y afirmó ser una persona «honesta». «Yo me quedé destrozado. Era una niña excepcional, cariñosa y educada. Su padre me llamó sinvergüenza y me acusó de tocarla», respondió el anciano a preguntas del Ministerio Fiscal. El procesado tuvo que ser apercibido por los magistrados para que guardara silencio durante la vista oral y fue, incluso, amenazado con ser expulsado de la sala si no cesaba en sus comentarios. Entre ellos, estuvo el de llamar mentirosa a la víctima en varias ocasiones.

Paralelamente, entre el público del juicio estaba la abuela de la menor, quien sostenía que quien mentía era el acusado.

Al anciano se le practicó una prueba pericial forense para determinar cuál era su estado mental, dada su avanzada edad. Como sostuvo un doctor, a pesar de ser un octogenario, «tiene un lenguaje fluido y estructurado y solo un deterioro cognitivo leve». En palabras del médico, lo más destacale del estudio es que el procesado tiene «una capacidad de memoria reciente baja, pero no presenta problemas para recordar hechos de tiempo atrás». 

El caso quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia.