JUICIO EN LA AUDIENCIA PROVINCIAL

Los peritos avalan a las niñas que sufrieron abusos sexuales por su tío en Castellón

Los forenses arrojan la "máxima credibilidad" al relato de las menores y sostienen que las infecciones sufridas requieren contacto íntimo

La defensa pide una condena ejemplar y el acusado solo admite "tocamientos"

El acusado, de gris, durante el juicio celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Castellón.

El acusado, de gris, durante el juicio celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Castellón. / MANOLO NEBOT

Iván Checa

Iván Checa

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón ha juzgado este martes al hombre que, como recogió este diario, está acusado de violar presuntamente a sus sobrinas, con 10 y 12 años, entre finales del 2021 y principios del 2022. El tribunal asistió al relato en primera persona de las víctimas de los abusos, cuya credibilidad ratificaron los distintos peritos que pasaron por la sala y avalaron también la necesidad de que exista un contacto sexual para transmitirles las enfermedades de las que se contagiaron las menores.

Los hechos se produjeron, según se apuntó en el juicio, cuando las víctimas estaban en el domicilio de su tío. "Mi tia se fue a trabajar y se aprovechó de mi", contó una de las denunciantes, manteniendo que el abuso sexual tuvo lugar hasta en dos ocasiones y que "tenía miedo de contarlo a mis padres".

La segunda niña aseguró que el abuso se cometió cuando el procesado le recogía del colegio y acudían a su vivienda. "Me toqueteaba siempre", arrojó, añadiendo que no quería contarlo por sentirse "amenazada".

La voz de alarma

Fueron los padres de una de las niñas, como declararon este martes, quienes dieron la voz de alarma al ver que su hija tenía un chupetón en el cuello y otro entre los pechos después de haber estado con el acusado. Al acudir a familiares en busca de ayuda para ver cómo proceder, la otra menor, prima de la anterior víctima, confesó haber sufrido también abusos por parte de su tío, llevando a todos ellos a acudir a los servicios sanitarios para activar el protocolo. El juicio incluyó un momento de tensión al encararse un padre con el acusado, en prisión preventiva desde su detención en mayo del 2022.

La declaración de los médicos forenses se centró, por un lado, en concluir que existen suficientes criterios para atribuir la "máxima credibilidad" al relato de las niñas, más allá de omisiones o bloqueos propios de los hechos de este tipo o de la edad. Por otra parte, los peritos ahondaron en las enfermedades de transmisión sexual que detectaron a las menores tras los hechos: ureaplasma parvum, herpes tipo 1 y 2, citomegalovirus y epstein bar. Al respecto defendieron que para su contagio se requiere de "un contacto íntimo sexual" y de una actividad "anormal a la edad de las niñas". Además, añadieron que coincide en que "todo lo que tiene el acusado lo tienen las menores".

Negación

El procesado, por su parte, defendió que hubo "tocamientos solo por encima de la ropa" y negó haber ido más allá. "Estábamos jugando", respondió, manteniendo que "eran los mismos juegos que cuando estábamos en familia" y negó también haber tenido ninguna enfermedad de transmisión sexual.

El Ministerio Fiscal mantuvo la petición de 34 años de prisión por dos delitos de abuso sexual y lesiones, mientras que la acusación particular modificó su petición elevando la condena solicitada a 46 años de cárcel, correspondiéndose a 15 años por los abusos teniendo en cuenta la intimidación, cinco por lesiones y tres por amenazas por cada víctima. La letrada de las niñas reclamó una condena ejemplar con "penas importantes" ante una conducta que genera "alarma social". La defensa en su caso aceptó la condena de abuso sexual, aunque pidió la absolución de un delito de lesiones. El juicio está visto para sentencia.

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