La empresa de Cartagena Autocares Meroño, donde viajaban los nueve fallecidos en el segundo peor accidente de tráfico de la historia de la provincia --el que se produjo en el año 2008 en la AP-7, en Orpesa-- ha sido absuelta de los delitos de homicidio por imprudencia y lesiones de los que venía siendo acusada. El Juzgado de lo Penal 2 ha absuelto al gerente y al jefe de mantenimiento y la Audiencia Provincial ha ratificado esa decisión, pese a que la Fiscalía solicitaba cuatro años de prisión.
La justicia ha determinado que «no ha quedado acreditado que la empresa de autocares no observaba las medidas adecuadas en lo que a conservación y mantenimiento del vehículo siniestrado se refiere». Y es que, precisamente, esa era la cuestión que se dirimía en el procedimiento penal, si el autobús se encontraba en las condiciones óptimas para realizar el trayecto de Nador (Marruecos) a Barcelona. La causa del siniestro fue el reventón de una rueda delantera, que provocó que el chófer --también fallecido-- perdiera el control. El vehículo salvó la mediana, invadió el sentido contrario y acabó en la cuneta, tras chocar contra un árbol y un talúd.
En el juicio que cubrió Mediterráneo tanto la Guardia Civil de Tráfico, como la Fiscalía Provincial, aseguraron que el estadillo estuvo motivado por el «pésimo estado del neumático». El administrador único de la empresa explicó que cuando lo llamaron para avisarle del trágico accidente «no daba crédito». «Cuando al día siguiente vi los neumáticos estaban desgastados, como carbonizados; nunca había visto algo así. Algo anormal tuvo que pasar, algún problema mecánico súbito», dijo el acusado en el juicio. «Mensualmente se hacía un mantenimiento y trimestralmente, otro más amplio», aseguró.
Los testimonios en el juicio
El jefe de mantenimiento también incidió en que el autobús siniestrado lo revisaba él «personalmente», y hacía controles en los frenos, neumáticos, discos etc.. Al igual que el gerente dijo que, tras el accidente, vio las ruedas y «nunca había visto nada así». «Estoy seguro de que hubo un problema de convergencia en la dirección del autocar», señaló.
Uno de los viajeros de ese trayecto mortal también incidió en su testimonio en que «desde el inicio del viaje el autobús hacía ruidos y se movía mucho». Otra afectada reiteró que el vehículo «daba bandazos», mientras que un sargento y un capitán de la Guardia Civil indicaron, ya en el desarrollo de la prueba pericial, que los neumáticos estaban «muy desgastados» y que la dirección «no estaba bien reglada». Todos los agentes actuantes concluyeron que hubo un «descuido manifiesto» en el control de los neumáticos.
Un ingeniero técnico industrial concluyó que los neumáticos no estaban «bien alineados» y que estaban «desgastados», mientras que otros peritos, especialistas en riesgos laborales, dijeron que la empresa cumplía con todas las obligaciones y que cambiaba los neumáticos antes incluso de que acabara su vida útil.
A juicio la empresa del autobús que dejó 9 muertos en Orpesa en 2008
La jueza no lo ve acreditado
A ojos de la magistrada, no quedó acreditado que los acusados no observaran las medidas adecuadas para el mantenimiento y consta una revisión apenas tres semanas antes del siniestro. Para la jueza, en caso de haber sufrido un fallo mecánico, como señalan algunos testigos y peritos, este no podría atribuirse a falta de mantenimiento. «A falta de un relato certero sobre cómo ocurrió, no puede afirmarse más allá de toda duda la hipótesis acusatoria, por lo que existe una insuficiencia de prueba de cargo», dice la sentencia de Penal 2.
Cabe destacar que Mediterráneo solicitó la resolución judicial de forma reiterada tras asistir al juicio que se celebró en audiencia pública en el año 2019. Sin embargo, el juzgado ha tardado cinco años en facilitar la sentencia a este periódico, pese a múltiples solicitudes.