Astrofísica

El Sol alcanza su máxima actividad en más de 20 años

Las llamaradas pueden amenazar los satélites y las redes eléctricas, así como influir en el clima global

El 10 de enero, una erupción solar surgió del Sol (borde superior izquierdo), una señal de actividad magnética creciente.

El 10 de enero, una erupción solar surgió del Sol (borde superior izquierdo), una señal de actividad magnética creciente. / NASA/GSFC/SDO

Redacción T21

El Sol está mostrando una actividad sorprendentemente intensa para esta fase del ciclo solar, lo que podría indicar un cambio en su comportamiento magnético. Esto supone un reto para los científicos y también una oportunidad para aprender más sobre esta estrella que nos da la vida.

El Sol es una estrella dinámica que cambia constantemente su aspecto y su comportamiento. Su actividad se mide por el número y la complejidad de las manchas solares, que son regiones oscuras y frías donde emergen intensos campos magnéticos desde el interior del Sol. Estos campos magnéticos pueden generar fenómenos espectaculares como las erupciones solares, las eyecciones de masa coronal y las auroras polares.

La actividad solar sigue un ciclo de aproximadamente 11 años, en el que pasa por fases de mínimo y máximo. En el mínimo, el Sol tiene pocas manchas y es más tranquilo. En el máximo, el Sol tiene muchas manchas y es más agitado.

El ciclo actual, el número 25 desde que se empezaron a contar en 1755, comenzó con el mínimo de diciembre de 2019, con un promedio de solo 1,8 manchas mensuales. Ahora, el Sol está avanzando hacia su máximo, que se espera que ocurra en 2024 o 2025.

Actividad insólita

Sin embargo, algunos científicos han observado que el Sol está mostrando una actividad inusualmente alta para esta etapa del ciclo. Según un artículo publicado en la revista Science, el Sol ha alcanzado en julio de 2023 un nivel de actividad que no se veía desde hace más de 20 años.

Los investigadores han analizado los datos del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA, una sonda espacial que observa el Sol con tres instrumentos diferentes. Han encontrado que el Sol ha emitido más de 120 erupciones solares de clase M (moderadas) y más de 10 erupciones solares de clase X (extremas) en solo siete meses.

Estas cifras superan las registradas en todo el ciclo anterior, el número 24, que fue moderado y tuvo su máximo en 2014, pero la revista Science especifica que el Sol ha lucido 159 manchas solares en julio y 115 en agosto de este año, desconcertando aún más a los científicos.

Fase de transición

Los científicos sugieren que el Sol está experimentando una fase de transición entre dos regímenes magnéticos distintos. El primero es el que ha dominado durante los últimos cuatro ciclos solares, desde 1976 hasta 2019, y se caracteriza por una actividad moderada y regular.

El segundo es el que podría dominar a partir de ahora, y se caracteriza por una actividad más intensa e irregular. Este cambio podría deberse a una alteración en la dinamo solar, el mecanismo que genera los campos magnéticos del Sol a partir del movimiento de su plasma interno.

Se cree al respecto que bandas de campo magnético que viajan bajo la piel del Sol podrían estar interactuando, a veces de manera constructiva, lo que llevaría a la mayor actividad solar que estamos detectando.

Consecuencias tangibles

El aumento de la actividad solar tiene consecuencias para la Tierra y sus habitantes. Por un lado, puede afectar al clima espacial, es decir, al estado de la atmósfera superior, la magnetosfera y la ionosfera terrestres.

Estas capas pueden verse alteradas por las partículas y la radiación que emite el Sol, especialmente cuando se produce una eyección de masa coronal dirigida hacia nuestro planeta.

Estas perturbaciones pueden causar problemas en los satélites artificiales, las comunicaciones, los sistemas de navegación, las redes eléctricas y los astronautas en órbita.

También el clima global

Por otro lado, también pueden afectar al clima global, es decir, al estado medio de la atmósfera inferior y la superficie terrestres.

La radiación solar varía alrededor de un 0,1% durante el ciclo solar, lo que puede influir en la temperatura, la presión, la humedad y la circulación atmosférica.

Sin embargo, este efecto es pequeño comparado con el del cambio climático provocado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Por tanto, no se espera que el máximo solar actual pueda frenar o revertir el calentamiento global, según los científicos.