Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP)

La mayoría de los avistamientos de UAP ocurren en el oeste estadounidense, según un estudio

El pico más alto fue de unos 8.000 avistamientos en 2014

Avistamiento de un objeto no identificado, hoy UAP,  en Riverside, Estados Unidos, el 23 de noviembre de 1951.

Avistamiento de un objeto no identificado, hoy UAP, en Riverside, Estados Unidos, el 23 de noviembre de 1951. / Créditos: Archivos Nacionales, Fuerza Aérea de EEUU.

Pablo Javier Piacente

Científicos de la Universidad de Utah y el Departamento de Defensa de Estados Unidos analizaron la incidencia geográfica y otros factores relacionados con el avistamiento de fenómenos anómalos no identificados (UAP), anteriormente conocidos como objetos voladores no identificados (OVNI). La investigación concluye que se informaron, desde 2001 hasta 2020, muchos más avistamientos en el oeste y el noreste de Estados Unidos, a lo largo de algunas áreas aisladas que parecen ser los "puntos calientes" del mapa UAP. Por otro lado, los "puntos fríos" o con menor cantidad de avistamientos se ubicaron en las llanuras centrales y el sudeste del territorio estadounidense.

Un nuevo estudio dirigido por geógrafos de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, intenta comprender si los factores ambientales locales aumentan o disminuyen el número de informes de avistamientos de fenómenos anómalos no identificados (UAP). Los autores utilizaron datos del Centro Nacional de Investigación OVNI e incluyeron aproximadamente 98.000 informes de avistamientos, durante un período de 20 años que abarcó desde 2001 a 2020.

De acuerdo a una nota de prensa, los científicos analizaron en cada estado condiciones como el potencial de visión del cielo, el grado de contaminación lumínica, la nubosidad que caracteriza a cada región, la cantidad de árboles en la zona y la proximidad a aeropuertos e instalaciones militares, entre otros aspectos. Los hallazgos fueron resumidos en un artículo científico publicado sobre fines de 2023 en la revista Scientific Reports.

La importancia de factores ambientales y climáticos

Según los investigadores, entre los que se encuentra el físico Sean Kirkpatrick, director de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO), creada por el Pentágono para estudiar los eventos UAP, los resultados del modelo encuentran correlaciones creíbles entre diferentes variables, que sugieren que las personas ven más "fenómenos" cuando tienen más oportunidades de hacerlo, o sea cuando las condiciones geográficas y ambientales son más propicias.

Esta investigación es uno de las pocos informes de avistamientos de UAP que abarca todo Estados Unidos, proporcionando un contexto para ayudar a examinar casos individuales o para utilizar este modelo en otros sitios del planeta. Aunque los científicos creen que las condiciones del ambiente pueden propiciar los avistamientos, esto no significa que los mismos sean falsos o puedan explicarse por alguna causa natural: el modelo sirve para tener una mayor cantidad de elementos para la comprensión, en el marco de un fenómeno que excede en muchos casos el entendimiento humano.

Este objeto fue observado sobre el Océano Pacífico en 2004, frente a la costa de San Diego. Según el testimonio de pilotos militares, el mismo “no operaba con ninguno de los principios aerodinámicos conocidos que esperamos de los objetos que vuelan en nuestra atmósfera”. Créditos: Marina de los Estados Unidos / University of Utah / YouTube.

Puntos calientes y puntos fríos

En cuanto a la incidencia geográfica de los fenómenos UAP, los especialistas observaron el número de avistamientos por cada 10.000 personas en cada estado, e identificaron áreas con números bajos de informes (puntos fríos) y zonas con números altos de avistamientos (puntos calientes). Teniendo en cuenta que se informaron muchos más avistamientos en el oeste y el noreste de la geografía estadounidense, en concreto en algunas regiones específicas, ese sector parece ser el más propicio para los avistamientos.

Por el contrario, los puntos fríos se concentraron en las llanuras del centro y el sudeste del país, donde el número de avistamientos informados fue notoriamente menor. Con respecto a la cantidad de avistamientos en el período analizado, el pico tuvo lugar en 2014 con 8.000 casos, bajando hasta los 3.500 en 2018 y subiendo nuevamente a unos 6.500 avistamientos en 2020.

Para concluir, los especialistas creen que aspectos como una menor contaminación lumínica o un clima que favorezca la vida al aire libre pueden incrementar la posibilidad de realizar avistamientos, tanto en el caso de los pilotos aéreos como en la población en general.

Referencia

An environmental analysis of public UAP sightings and sky view potential. R. M. Medina, S. C. Brewer and S. M. Kirkpatrick. Scientific Reports (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41598-023-49527-x

TEMAS