Los estudiosos hablan de la crisis del matrimonio. Los divorcios están a la orden del día. Por otra parte, aumenta las parejas que s´ajuntan sin más documentos que su conformidad y que tampoco son un modelo de estabilidad.

Así las cosas, que un matrimonio llegue unido para celebrar sus bodas de plata o de oro, es un acontecimiento y merecen ser felicitado. El celebrarlo en compañía de sus hijos es cosa que la iglesia inventó hace ya muchos años.

La pionera fue la iglesia Arciprestal y se han ido sumando otras parroquias y desde hace pocos años el Ayuntamiento ha hecho lo propio. Pero tanto si la celebración es civil como religiosa, o ambas, la fiesta de los matrimonios de plata y oro es un acto lleno de emoción, ternura, recuerdos, alegría y felicididad y ellos, los contrayentes, que llevan ya un cuarto de siglo o medio siglo de convivencia pueden, como lo vienen haciendo, felicitarse uno al otro y prometerse igual dosis de armonía y fidelidad. ¡Enhorabuena a los matrimonios de plata y oro!