Estamos asistiendo estos días a un espectáculo, que de verdad es bien poco edificante. Las dos organizaciones que aglutinan al comercio local, andan poco menos que a la greña defendiendo su particular concepción de lo que ha de ser el centro comercial abierto. Si es que no se odian a muerte entre sí, lo disimulan muy mal.

Pero, el ciudadano de a pie se pregunta qué es eso del centro comercial abierto. Parece ser una cosa tan variopinta y flexible que, para unos ha de ser reducido a unas pocas calles y, para otros prácticamente todo el pueblo.

El ciudadano se pregunta si este centro traerá precios más bajos, mayor oferta, mejores atenciones, etc. Las dos organizaciones en liza hablan sólo de lo que a ellos les beneficia y eso al público en general le deja bastante indiferente.

Y el resto de comerciantes locales qué dirán si todo esto se paga con fondos municipales. Ellos, estos comerciantes, pagan también religiosamente sus impuestos.