El exalcalde de Vila-real Enrique Ayet Fortuño falleció ayer a los 60 años a causa de una fulminante enfermedad y tiñó de luto y commoción la localidad.

Ayet fue el segundo alcalde de la era democrática (1983-1995), al suceder a Bautista Carceller (UCD), y fue diputado autonómico por el PSPV-PSOE entre 1995 y 1999, además de concejal de Urbanismo del PSPV-PSOE. El exmunícipe, que recibió en el 2004 la Medalla de Oro de la ciudad, trabajó en numerosos proyectos que dieron como resultado un Vila-real moderno e industrializado. Asimismo, durante su mandato, inauguró infraestructuras como la piscina cubierta, los juzgados, el edificio de la UNED o la reforma de la ermita de la Mare de Déu de Gràcia y el Museu Casa de Polo, además de participar en el proceso de segregación de les Alqueries.

Casado, con cuatro hijos, Ayet deja también una nieta de corta edad. Una familia que hoy recibirá el cariño de vecinos, amigos y compañeros del Partido Socialista en el funeral que se celebrará a partir de las cuatro de la tarde en la Arciprestal.

Las reacciones no se han hecho esperar. El portavoz de los socialistas vila-realenses, José Benlloch, lloraba ayer su pérdida. "Es una nefasta noticia para el socialismo, porque personificó el diálogo y la voluntad de consenso", dijo. "A mí, personalmente, me enseñó mucho y me marcó tanto en la vida como en el proyecto que represento", indicó. Y añadió que "pasará a la historia como el alcalde con más visión de futuro que ha habido".

Su sucesor, Manuel Vilanova, destacó que "pese a las diferencias, nos llegamos a entender".

El alcalde, Juan José Rubert, remarcó que "representó a la ciudad en tiempos difíciles y mostró voluntad de servicio".