Compatibilizar el descanso de los vecinos y la actividad de las peñas durante todo el año. Esa será la misión principal de la nueva normativa específica para regular a estos colectivos festeros con tanto arraigo en Vila-real.

El alcalde, José Benlloch, anuncia la creación de una comisión de trabajo para consensuar la reglamentación que esperan que entre en vigor antes de mayo del 2019. El equipo estará conformado por las concejalías de Fiestas y Participación Ciudadana, Junta de Festes, Comissió de Penyes, los grupos políticos municipales, Policía Local, la teniente de alcalde, Silvia Gómez, y el propio primer edil. El propósito será lograr el mayor consenso posible.

QUEJAS // «En los últimos tiempos crecen las quejas ciudadanas por las molestias que generan algunas entidades y desde el Ayuntamiento estamos preocupados y queremos dar solución», explica el munícipe. Localiza los conflictos actuales en cuatro viales del centro urbano: San Joaquín, Salvador, Tremedal y Santa Anna.

«Están produciéndose problemas graves de convivencia, que van a más, y se tienen que solucionar. La cuestión no está en prohibir, no queremos que las peñas desaparezcan, pero tenemos que aportar respuestas para que todos puedan sentirse bien en la localidad», indica Benlloch.

Al mismo tiempo, el dirigente defiende el papel de estas agrupaciones. «Son una de las instituciones con las que más identificados nos sentimos, porque son el verdadero motor de la fiesta y, además de un lugar de reunión y diálogo, son espacios donde también realizan actividades y se demuestra la solidaridad», afirma.

Por otro lado, el responsable municipal quiere diferenciar la época festiva y el resto de meses. «Durante las celebraciones, 20 días en mayo y septiembre, nos permitimos ciertas licencias y la gente es consciente de ello, pero no puede ser que durante todo el año haya problemas de ruido, insalubridad o inseguridad, tiene que haber unos límites», detalla.

Actualmente, el funcionamiento de estos locales está regulado por la ordenanza de convivencia ciudadana. Existen, por tanto, unas normas básicas para comprobar el estado de los casals y un control, y se les otorga un número de registro para tener constancia de su existencia. El alcalde destaca que las reglas actuales «no sirven» y alega que «hay ciudades donde se han prohibido». «No queremos acabar así, hay que encontrar un equilibrio, pero necesitamos una normativa más estricta», dice. Entre los modelos a seguir pone el de Teruel.

CS // Por su parte, Ciudadanos Vila-real recuerda que llevan reclamando una mesa de trabajo al respecto desde el pasado 2017.