Un total de 497 son los casals registrados, como obliga la normativa desde hace unos años, en el Ayuntamiento de Vila-real. Sin embargo, solo uno de cada cinco forma parte de la Comissió de Penyes, de forma que de alguna manera «van por libre», como apuntan desde este colectivo.

Y es que el anuncio del alcalde, José Benlloch, de crear una comisión de trabajo para elaborar una nueva normativa que regule de una manera más eficaz este tipo de locales, no solo durante las fiestas patronales, sino a lo largo de todo el año, ha sido bien recibida por los peñistas oficiales, como ayer publicó Mediterráneo.

Sin embargo, desde esta organización festiva no esconden su temor de que las nuevas iniciativas a tomar por parte del Ayuntamiento incluyan que los casals tengan que abandonar el centro de la ciudad y, más concretamente, el recinto de la vila.

Un temor que el propio Benlloch se encargó de disipar, al asegurar que lo que se pretende es compatibilizar el derecho al descanso del vecindario con este tipo de espacios que, a su vez, sirven como lugares de encuentro y convivencia de los ciudadanos.

En este sentido, desde el consistorio se apuesta por establecer unos límites de ruidos más severos, así como de incidir en la limpieza de la vía pública y la salubridad de los propios locales con sanciones «más importantes» que las que se establecen en la actual ordenanza de convivencia ciudadana, que no superan los 600 euros, en el caso de las acciones consideradas como muy graves.

Además, la normativa incidirá también en la responsabilidad del propietario del local.