Que Manu Trigueros es un maestro jugando al fútbol cuando se calza las botas, es algo que ya sabe toda España y el planeta fútbol, que disfrutó con su talento en la inolvidable final de la Europa League ante el Manchester United. Fuera de los estadios, el centrocampista groguet tampoco pierde el tiempo y recibió la distinción de graduado en Primaria en la Universidad Cardenal Herrera que no pudo recibir el año pasado al estar en plena pretemporada con el Villarreal, además de ejercer de padrino de la nueva promoción de maestros.  

Trigueros, flamante campeón de la Europa League, confesaba que todavía vive un sueño tras ganar al United: «Después de ganar, hubo unos días en que todavía no me lo creía y todavía sigo en una nube. Sin duda, son mis mejores vacaciones». En su pueblo, Talavara, recibió una distinción por su trayectoria, el conocido como Bastón de las Mondas

Numerosos homenajes

Incluso, han puesto una pancarta en la entrada de la ciudad reconociendo que es el lugar natal de Manu Trigueros. Después de pasar un año muy malo después de su intervención de pubis, el 14 groguet ha disputado hasta 54 partidos oficiales con el Submarino, entrando en el selecto club de los 50 en una misma temporada. «¡Quién me lo iba a decir este verano cuando llegaron tantos fichajes en mi puesto! La verdad es que me he encontrado bien y ya he olvidado lo que sufrí aquel año, además casi descendimos. Lo he borrado de mi cabeza», aseguraba en los micrófonos de Ràdio Vila-real. Trigueros recordaba la tanda de penaltis de infarto de Gdansk y cómo la vivió su madre en el estadio: «Todos los penaltis iban a la escuadra. Se nos hizo eterna. Mi madre seguro que lo vio con el rosario en la mano, pues la familia aún sufre más que los jugadores en el campo».

Manu guarda en su casa aquella camiseta con el logo de la Champions de aquella previa contra el Mónaco. Ahora nadie le privará de jugar, por fin, la fase de grupos. «Sí, ahora la sustituiré por la que jugaremos el primer partido. Esta vez ya la buena», decía.

La evolución de Trigueros desde que debutó en Segunda División con el Villarreal, después de mantener la categoría en la misma categoría con el filial, pero descendiendo al consumarse la pérdida de categoría del primer equipo, le ha convertido en un híbrido de jugador de talento y de trabajo, el más puro ejemplo del todocampista que todo entrenador desea. «Con Marcelino ya empecé a trabajar mucho en el campo y este año con Emery también lo he hecho, pero también tuve libertad para meterme entre líneas», concluía el maestro Trigueros.