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VILLARREAL CF

La crónica | El primer ‘selfie’ de Setién con el Villarreal deja sabor positivo (2-2)

El estreno ante el Hapoel Beer Sheva deja detalles de un juego más ofensivo y el buen papel de Danjuma pese al empate

Danjuma jugó mucho más suelto y anotó el segundo gol del Villarreal ante el Hapoel Beer Sheva. Francisco Calabuig

Setién acaba de llegar y apenas ha tenido tiempo para una primera toma de contacto. La radiografía que se puede hacer de su debut en el banquillo se ciñe a un primer selfie de su propio libro estilo. No da para mucho más el primer partido, pero si para apreciar detalles que ofrecen ya las primeras diferencias entre Villarreal de la etapa Emery y la nueva era. Aspectos colectivos y algunas sorpresas de índole individual muy positivas. El Hapoel Beer Sheva no es el mejor test porque a Setién le espera un examen muy complicado el domingo ante el Athletic. Pese al empate (2-2), el debut del nuevo técnico deja aspectos positivos y también alguna duda sobre el control defensivo de los partidos.

El Submarino se jugaba muy poco en el choque pero buscó el triunfo como si le fuera la clasificación en ello. Pero aún es pronto para el análisis.

Mucho más atrevido

El dibujo táctico ya retrataba un concepto más atrevido. El Submarino saltó con un 4-3-3 con dos extremos como Chukwueze y Yeremy Pino muy abiertos a banda con Danjuma por el centro. El neerlandés, dentro del análisis individual, parecía otro jugador diferente. Motivado, participativo, alentando a sus compañeros y con la mira puesta en la portería contraria. Morlanes, como mediocentro defensivo y el jugador más retrasado, dejó muy buenas sensaciones, siendo una de las piezas claves del equipo sobre el que pivotaba la salida de balón y también ejerciendo de guardaespaldas en la medular.

Presión alta

La presión más alta y buscando el robo con intensidad en zonas peligrosas para el rival fue otra de las diferencias más notorias. El juego de tenencia del balón no varió en nada con respecto a Emery. Posesiones largas, pero con más libertad para la asociación. El Villarreal llegó con mucha soltura y mostrando un juego más alegre.

Todo ello también llevaba consigo más riesgos, pero la zaga amarilla menos protegida que antes, respondió perfectamente, destacando Cuenca y Alberto Moreno, que regresaba al lateral zurdo con muy buenas prestaciones. La pizarra de Setién trazó una jugada de estrategia que no concluyó en gol de puro milagro con una gran parada del meta israelita y tiro al larguero de Chukwueze.

El equipo amarillo asume muchos más riesgos y ofrece sensación de menos control defensivo del partido, que conduce a momentos más locos de descontrol en el juego. Ante el Hapoel, como ya ocurría con Emery, faltó definición y obtener rendimiento a las ocasiones creadas.

Jarro de agua fría

Danjuma no tuvo fortuna pero cada vez está más cerca del gol y parece más cerca de ser el futbolista desequilibrante que firmó el club amarillo. La presión alta y, en zonas de ataque vitales para crear ocasiones, le generó muchos problemas al Hapoel, que también suponía un gran desgaste físico para los amarillos.

El conjunto israelí que exprimía sus opciones de pasar de ronda ante los de Setién, tuvo la fortuna de una accidentada acción de Mandi al que el balón le dio en el brazo cuando se lanzó al suelo por un balón en el área. Penalti que transformó Hemed al inicio de segundo tiempo. 

Rápida reacción

El Villarreal reacción rápidamente tras el golpe. Su juego era brillante, construyendo sociedades continúas con el balón, con un Trigueros magistral. El fútbol control, especulativo de la etapa Emery se transformaba en un estilo más impulsivo, con los beneficios y también los riesgos consiguientes. Pero enseguida Chukwueze cazó un tiro seco pegado al palo que nivelaba el marcador a los ocho minutos. Y no tardó en caer el 2-1 tras una buena acción de Danjuma.

El Submarino siguió atacando pero una acción individual de Jehezkel, con la defensa amarilla un tanto blanda, devolvía el empate (2-2). Los amarillos buscaron el 3-2 con la actitud de que el triunfo era vital, aunque no fuera así. La falta de acierto volvió a pasar factura como en la era Emery.

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