VILLARREAL CF

La crónica del Valencia-Villarreal | El fútbol se nos va y con Gil Manzano, todavía más (3-1)

La tendenciosa actuación del colegiado extremeño condiciona a un Submarino flojo y superado en Mestalla

Capoue, con las manos en la cabeza durante el partido.

Capoue, con las manos en la cabeza durante el partido. / JM LÓPEZ

Ismael Mateu

Ismael Mateu

El fútbol cada vez se entiende menos, más si cabe desde la llegada del VAR. No hace falta ir a Harvard para saber que el balompié es un deporte de contacto, como dictan sus normas, y que no todos los contactos son falta. Solo deben señalarse aquellos en los que se inflige o se rebasa el reglamento. Evidentemente, todo ello bajo el punto de vista del juez de turno, el árbitro. Pero si el colegiado tiene una visión demasiado partidista de una acción, ahora se tiene el comodín del VAR para evitar perjudicar a uno de los dos contrincantes. ¡Ni con esas! Al Villarreal CF esta temporada todas le salen al revés.

Es lamentable la acción que el extremeño Gil Manzano señala como penalti, la jugada que significa el 2-0 antes de la media hora de juego a favor del Valencia CF y que te condiciona para el resto del encuentro.

Pepelu celebra uno de sus dos goles de penalti anotados ante el Villarreal.

Pepelu celebra uno de sus dos goles de penalti anotados ante el Villarreal. / J. M. López (Súper Deporte)

Un toquecito, un simple roce, de Ramón Terrats sobre Hugo Duro no puede ser nunca penalti. Y más teniendo la herramienta del VAR. Es vergonzoso. El madrileño Pizarro Gómez, el responsable del vídeo arbitraje, se lavó las manos y con el cariño (con ironía) histórico que le tiene Gil Manzano al Submarino --solo hay que tirar de hemeroteca para recordar sus actuaciones ante los groguets-- , pues nada: «Sigan, sigan, penalti», sin hacer caso a las reclamaciones de un sorprendido Terrats y las reiteradas de Dani Parejo para que fuera a la pantalla a revisar la jugada. Es una vergüenza, hay que decirlo claro. El fútbol está perdiendo el norte, y más con el colegiado extremeño al frente.

Y en el seno amarillo ya cansa, porque siempre se declina la balanza hacia el mismo costado, contra sus intereses, como ocurriera ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán con el gol anulado al anglo-chileno Brereton Díaz en el descuento. Como suele decirse: ¡Qué fácil es pitarle al Villarreal!

El nulense Sergi Canós lamenta una clara acción ante Jörgensen.

El nulense Sergi Canós lamenta una clara acción ante Jörgensen. / J. M. López (Súper Deporte)

La peor de las previsiones

El partido tuvo la historia que Gil Manzano quiso que tuviera. Dejando la bufanda en un cajón, es lamentable que en el siglo XXI sigan habiendo actuaciones tan tendenciosas como la del extremeño. Pero ello no quita a que el Villarreal dista mucho del equipo que debe ser, algo que quedó refrendado con una pobre actuación en Mestalla. El 3-1 de este martes del Valencia sobre los amarillos sacó a relucir muchas de sus carencias.

El duelo quedó visto para sentencia antes de la media hora. El conjunto groguet no salió con la intensidad que un derbi de este calibre requiere. En territorio che hay mucha animadversión contra el Submarino. El llevar años por detrás del Villarreal, que le ha quitado la etiqueta de mejor equipo de la Comunitat, escuece, y mucho en el vetusto feudo valencianista.

Ese ambiente de crispación que genera la fiel afición blanquinegra, que casi llena el estadio pese al divorcio con su propietario, Peter Lim, fue muy bien utilizado por los de Baraja, que salieron en tromba a por un rival que vio como le entraban por todas partes.

Alberto Moreno, en el suelo ante Foulquier en el Valencia-Villarreal.

Alberto Moreno, en el suelo ante Foulquier en el Valencia-Villarreal. / J. M. López (Súper Deporte)

Mazazo inicial

A los 4 minutos, Gaya cogía la espalda a Altimira y Albiol --que se rompió en esa jugada-- para servirle en bandeja el balón a Roman Yaremchuk, que fusiló a Jörgensen para establecer el 1-0. Duro mazazo al sistema defensivo y a la fragilidad mental del equipo.

El Valencia seguía insistiendo jugando dos marchas por encima de un Submarino timorato que, aun así, pudo empatar con un buen remate de Alberto Moreno, que jugó ayer por delante del lateral izquierdo, que sorprendentemente fue Ramón Terrats, cuyo disparo sacó Mamardashvili.

Eric Bailly debutó a buen nivel con el Villarreal y casi pudo marcar.

Eric Bailly debutó a buen nivel con el Villarreal y casi pudo marcar. / Manuel Bru

El show de Gil Manzano

Pero el hipotético empate se pasó al show de Gil Manzano, que como siempre que dirige al Villarreal se hace notar. El extremeño quiso ver penalti, y no ir a verlo al VAR, una caricia de Terrats a Hugo Duro, quien hizo una interpretación digna de Oscar. Pepelu no perdonó e hizo el 2-0 en el 27. Juego, set y partido. ¡Se acabó!

El resto fue remar, intentar asomar la cabeza y lamentarse. Bailly, que hizo un gran debut, pudo acortar distancias antes del descanso, un poco antes de que Gil Manzano no quisiera ver un penaltito (como el de Terrats) de Mamardashvili a Alberto. En un área sí, en la otra no... by Gil Manzano. Como un 2-1 anulado a Morales por un fuera de juego mínimo.

Marcelino García Toral se ríe irónicamente en Mestalla con la mano en la cabeza.

Marcelino García Toral se ríe irónicamente en Mestalla con la mano en la cabeza. / Manuel Bru

La segunda parte apenas tuvo historia. En el 57, el árbitro señaló penalti por mano de Altimira en el área, ero previo empujoncito de Canós. En un área sí, en la otra no. Pepelu volvió a marcar: 3-0.

Los amarillos sacaron algo de carácter, especialmente Bailly e Ilias Akhomach, quien se inventó una jugada de crack para asistir a Gerard Moreno, que hizo un 3-1 que sirvió de poco en el 73.

Fue ponerle dignidad a un flojo partido del Submarino en lo defensivo, romo en lo ofensivo y que terminó de hundirlo la actuación de un Gil Manzano que siempre se luce ante el Villarreal.

La ficha técnica del partido

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