Los camioneros de Castellón, en vilo: gastan mil euros más al mes por el gasoil que en junio

La reducción de la bonificación y el alza del diésel disparan los costes de los transportistas

Dos transportistas llenan los tanques de sus camiones  en una estación de servicio próxima al apeadero de Betxí.

Dos transportistas llenan los tanques de sus camiones en una estación de servicio próxima al apeadero de Betxí. / Gabi utiel

Elena Aguilar

Elena Aguilar

El precio del gasóleo vuelve a encender los ánimos de los transportistas de Castellón. Pese a que el sector lleva tiempo pidiendo al Gobierno que incremente a 20 céntimos por litro la bonificación de los carburantes desde esta semana, y tal y como estaba previsto, la ayuda ha caído de los 10 céntimos a cinco. Una reducción que coincide en plena escala de costes y que amenaza de viabilidad de una actividad que en la provincia está integrada por 2.500 empresas y autónomos y que, además, está muy tocada por la difícil situación por la que atraviesa el azulejo.

Desde el domingo la bonificación del gasóleo que utilizan los camioneros se ha reducido a la mitad, pero en estos momentos el precio del combustible es un 17% más caro que a principios de verano. Y los transportistas de Castellón ya han hecho números: cada camionero paga hasta 1.065 euros más al mes que el pasado junio.

Hace tan solo cuatro meses el precio del litro de diésel se vendía en las estaciones de servicio de la provincia a 1,438 euros (1,338 si se aplica la ayuda del Gobierno, que entonces era 0,10 euros), según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica. En la actualidad, el litro de este combustible ya alcanza los 1,684 euros (1,634 con la bonificación de 0,05 euros). Y eso significa que para un camión que consuma unos 3.600 litros de gasoil al mes (gasto medio de un tráiler que se dedica al transporte internacional), la factura ha engordado en 1.065 euros respecto a junio. 

El precio del carburante ya quita el sueño a los empresarios del transporte y nada apunta a que los próximos meses van a ser mejores. Las previsiones que maneja la Confederación Española del Transporte de Mercancías (CETM), a la que pertenece la Asociación Empresarial Castellonense de Transportes de Mercancías por Carretera (ACTM), indican que el precio del barril de petróleo superará muy pronto la barrera de los 100 dólares, con lo que a corto y medio plazo habrá subidas continuas del precio del combustible, por lo que el impacto en el sector podría ser todavía más elevado. 

Todo está por las nubes

Pero el carburante, que representa casi el 30% de los costes de explotación de un camión, no es lo único que asfixia al transporte. «No solo ha subido el gasóleo de manera desproporcionada, también lo han hecho otros costes como los salarios, seguros, neumáticos, vehículos... y todo ello nos está llevando a vivir una situación insostenible», explican desde la patronal.

El regreso a la crisis de costes, que es común para todas las empresas españolas del sector, es más grave en Castellón porque el transporte está muy ligado al azulejo, una industria que pasa por un momento delicado. «La demanda sigue muy baja y pasan las semanas y la situación no se recupera», reconoce Carmelo Martínez, presidente de la ACTM, quien insiste en que mientras la cerámica no reciba ayudas, los camiones no carburarán al máximo.

La escalada del precio del combustible afecta de lleno al sector del transporte por carretera, pero también impacta en la actividad agrícola. La Unió Llauradora i Ramadera denuncia que el gasóleo B se ha encarecido hasta un 67% desde el inicio de la pandemia, en el año 2020. 

Así, mientras que en estos momentos la media del precio del gasóleo agrícola en la Comunitat Valenciana es de 1,26 euros por litro, en 2020 cotizaba a 0,75. Y si se compara la subida a lo largo de los meses de este año, su coste ha crecido un 7%.

La Unió asegura que la escalada de precios coloca al sector en «una situación nefasta» y reclama la puesta en marcha de tres medidas: la continuidad de la bonificación de 0,10 euros por litro; la creación de un gasóleo profesional agrario con un IVA rebajado al 10% y modificar la bonificación del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos (IEH) para situarlo en los niveles máximos permitidos por la UE.

Una situación política que no ayuda en nada

El Gobierno no ha escuchado las peticiones del sector del transporte y desde el Ministerio de Transportes insisten en que la situación actual no es comparable a los picos de precios en lo peor de la crisis energética, cuando el gasóleo superó los dos euros por litro de media en el verano del año pasado para el conjunto de conductores. También argumenta que el sector ahora dispone de mecanismos para poder repercutir en sus tarifas las subidas de los costes de combustible para no poner en peligro de manera crítica su rentabilidad.

Tampoco hay que perder de vista que el Ejecutivo se encuentra en funciones desde el 24 de julio, lo que limita su capacidad de actuación. Sí podría aprobar decretos ley, pero solo en casos de urgencia. 

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