La otra cara del festival

Benicàssim ya no hace caja con el FIB

La hostelería muestra su total desacuerdo con el actual modelo del festival indie, con cero implicación local y sin una oferta cultural los días previos ni el impulso de iniciativas que promuevan el consumo de los fibers en los restaurantes, tras aquellos lejanos años dorados

Una terraza de un restaurante de la calle principal del casco urbano llena de fibers a la hora de comer, principalmente ingleses, hace años.

Una terraza de un restaurante de la calle principal del casco urbano llena de fibers a la hora de comer, principalmente ingleses, hace años. / E. Marín

E. Marín

Lejos quedan aquellos años dorados en los que Benicàssim hacía caja con el FIB, gracias al público británico que tanto consumía en los restaurantes y era conocido por sus generosas propinas. La deriva hacia un festival low cost, cómo no, también se ha traducido en un perfil de público que cambia las comidas y tardes de copas en las terrazas de la localidad costera por la comida rápida y los botellones.

Tampoco ayuda la absoluta inexistencia de una oferta cultural del que fuera el festival por excelencia de Benicàssim que se implique en su ciudad. Desde aquella gran fiesta de despedida en la playa, hasta las actuaciones por el pueblo, el arte, la danza, el teatro... Nada queda de todo aquello.

El cambio de manos del macroevento se ha ido notando, desde los inicios con los hermanos Morán en el velódromo y las primeras ediciones en el recinto de festivales, pasando por Maraworld con empresarios como el promotor irlandés afincado en Londres Vince Power, fallecido el pasado 9 de marzo, hasta el británico Melvin Benn. Durante muchos años predominó el perfil de público inglés, incluso la apertura del aeropuerto parecía que podría ayudar en esa conexión con Reino Unido

La presencia de los 'fibers' por los negocios de Benicàssim es cada vez menor.

La presencia de los 'fibers' por los negocios de Benicàssim es cada vez menor. / Gabriel Utiel

En el 2019, con motivo del 25º aniversario del certamen indie, con el reconocido productor Melvin Benn a la cabeza se apostó por recuperar iniciativas como el prefestival Rock This Town (impulsado durante las ediciones del 2014 y 2015), con conciertos los tres días previos en las calles y plazas de Benicàssim, gracias a las conversaciones y buena sintonía entre la organización y los hosteleros.

Pero esa colaboración con las empresas locales, tras ir cayendo en picado el FIB, pasar una pandemia y coger el timón The Music Republic, la misma promotora responsable del Arenal Sound de Burriana, a día de hoy es nula

En desacuerdo

«El FIB resta más que suma», según expresa el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Benicàssim (Ehosbe), Juan Miralles. «En general, en la hostelería, estamos en desacuerdo con el FIB; no nos aporta nada, al contrario, nos resta clientes». Y es que se crean paquetes económicos en complejos hoteleros de municipios próximos y autobuses lanzadera «que hacen que el pueblo prácticamente ni lo pisen», indica Miralles.

El FIB ha traído a las principales figuras de la música mundial como The Killers.

El FIB ha traído a las principales figuras de la música mundial como The Killers. / MEDITERRÁNEO

Pese a que durante esos días de julio, los negocios logran facturar gracias a sus clientes más fieles que pasan casi todo el verano en Benicàssim, «el FIB nos perjudica porque mucha gente, de Castellón, Vila-real y la provincia en general, que suele venir los fines de semana, deja de venir pensando que estará lleno», señala. 

Las largas colas que se forman en los accesos al municipio, que hacen que llegar hasta la localidad pueda costar hasta una hora, hacen que muchos opten por escoger otros destinos durante esa semana. «Y los fibers ya pasan de largo por el pueblo, los autobuses los transportan a la playa y luego directamente al recinto», lamenta el representante de los hosteleros.

Cartel repetitivo

Los grupos tampoco son ya del nivel de antes. «Casi siempre vienen los mismos, que repiten año tras año. Ya no traen a bandas tan potentes internacionales como antes. Es un festival que va a menos en todos los sentidos», critica Miralles. Al mismo tiempo que echa en falta alguna colaboración con el tejido empresarial local. «No hay ninguna relación con los nuevos responsables. El año pasado lo intentamos y ni siquiera hubo respuesta», lamenta. Pero nunca es tarde para sentarse a hablar.