El último anuario del Observatorio Valenciano de las Migraciones, integrado en el centro de investigación especializado CeiMigra, y que dirige Luis Die, estima que, en el año 2032, la inmigración será una "necesidad imperativa" en Castellón, al igual que en Valencia o Alicante, para frenar el envejecimiento de la población debido al bajo índice de natalidad y al aumento de la tasa de personas mayores de 65 años, que se elevará hasta el 19%. Hoy, en las zonas rurales de la provincia, se acerca al 17% la proporción de personas con más de 69 años, un índice superior a las medias estatal y autonómica.

El estudio añade que, en poco más de una década, el colectivo extranjero que reside en la Comunitat podría llegar a representar el 29% de la población, con casi la mitad de inmigrantes procedentes de países distintos de los de la Unión Europea. Y ello, a pesar del freno que ha comenzado a experimentar la llegada de personas de origen extranjero a la provincia de Castellón. El argumento es que la recesión económica que provoca el ligero descenso de las cifras es coyuntural, mientras que la crisis demográfica en nuestra sociedad es estructural y, en definitiva, nuestro modelo productivo y asistencial exige la incorporación de jóvenes al mercado laboral para sostener una población cuya esperanza de vida se roza ya en la provincia en los 80 años.

En este sentido, la técnica del Observatorio Permanente de la Inmigración (OPI) de la Universitat Jaume I (UJI), Mar Valero, entiende que "lo que vemos es que se van muy pocos inmigrantes, a pesar de la situación económica y, aunque se está frenando la llegada de otros nuevos, debido a que quienes están aquí transmiten a sus países de origen que ahora no hay trabajo, cabe esperar una cierta avalancha en el momento en el que la economía se recupere, lo que parece que se inicia ya". En todo caso, Valero coincide en la apreciación de que nuestro sistema social precisa de la llegada de inmigrantes, que son quienes han permitido el crecimiento de los últimos años. Un análisis que comparte el experto castellonense en inmigración, Vicent Zaragoza, quien añade que "cuando cambie el signo del ciclo económico y mientras los países del sur tengan problemas, seguirá el flujo de la inmigración, porque la gente quiere vivir". Zaragoza asegura, además, que "todos los análisis serios llegan a la misma conclusión, en el sentido de que el proceso de llegada de inmigrantes ha sido más rápido de lo esperado y que este flujo creciente tiene que ver con el mercado laboral". La afluencia de ciudadanos de otros países es lo que ha hecho posible "el enorme crecimiento del empleo de los últimos años en Castellón, así como ha permitido que más mujeres trabajen y, aunque este proceso está retrocediendo ahora, en pocos años, volverá a aumentar, porque el mercado laboral necesita mano de obra para los sectores menos competitivos y no tanto por las condiciones de los países de origen".