El Ayuntamiento de Castellón estudia la opción de colocar semáforos antirruido en la zona de las tascas, unos dispositivos que tendrían como misión detectar niveles acústicos excesivos, que se indicarían mediante luces. La medida iría encaminada a concienciar a los vecinos en la disminución de la producción de ruido para, así, lograr que estas calles no sean consideradas como una zona acústicamente saturada (ZAS).

Responsables del equipo de gobierno municipal se reúnen hoy con la empresa comercializadora de este producto para estudiar la viabilidad del proyecto. En el horizonte, tal y como explicó el vicealcalde Enric Nomdedéu al conocerse la sentencia que obliga al Ayuntamiento a prohibir el consumo de alcohol en la calle, está intentar bajar los decibelios que se generan en el área, especialmente durante los fines de semana.

Los semáforos, según explican desde la compañía distribuidora, advierten mediante una luz roja de la generación de un ruido excesivo, lo que pone en alerta a la Policía Local (conectada al dispositivo). Ante esta circunstancia, el protocolo indica que hasta el lugar se desplazarían los agentes para intentar concienciar a los vecinos de que deben bajar sus niveles de ruido para que el semáforo vuelva a marcar una luz verde.

Estos movimientos del Ayuntamiento responden a la última sentencia desfavorable del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, que a finales del mes pasado decretó la anulación de la parte del artículo 26 de la ordenanza que otorgaba excepcionalidad a la zona para el consumo de alcohol en la vía pública.

MÁS ESFUERZOS // En la sentencia, pese a que se reconocían los esfuerzos del anterior equipo de gobierno para disminuir el impacto acústico en las calles Isaac Peral y Barracas mediante la colocación de toldos, se consideraba que era todavía insuficiente para revocar la declaración de ZAS.

La clave está en que durante un año, las mediciones de ruido que se lleven a cabo en las tascas indiquen niveles más bajos que los actuales, lo que permitiría inscribir de nuevo estas calles en la excepcionalidad que le otorgaba el artículo 26 de la ordenanza, tal y como explicó el vicealcalde, Enric Nomdedéu. Otra de las iniciativas, aunque todavía no se ha concretado, es controlar el ruido de las fiestas de despedida y las charangas que se suelen congregar en la zona. “Espero que cambie la actitud de la gente”, señaló Nomdedéu. H