Un sentimiento «indescriptible, difícil de explicar», forjado en la tradición familiar y en siglos de veneración transmitida de padres a hijos. «Yo nací en el carrer Sant Blai, y eso ya imprime carácter». «Ha sido un año precioso con la imagen del santo en casa», manifiesta María Eugenia Archilés Estrada, clavariesa 2018 de las fiestas populares del carrer Sant Blai de Castellón que arrancan hoy en medio del fervor, ya no solamente de los vecinos de este emblemático vial, sino también de la ciudad entera.

Unos festejos que se convierten todos los años en referencia máxima de les festes de carrer. En vivencias otorgadas a través de protocolos y rituales que se repiten año tras año. «Sí, hay mucha devoción a Sant Blai, con oraciones, súplicas y protección», resalta Archilés, quien además añade que la escultura del obispo de Sebaste en su casa coincide con el 50º aniversario de la Peluquería Estrada, la de su madre, uno de los establecimientos más populares de la calle y en una de las familias de mayor arraigo festivo y tradicional en Castellón.

Festes del carrer Sant Blai con su impronta peculiar y con un cortejo procesional el domingo con el mayor número de representaciones de la ciudad: gaiatas (la 1, la 4, la 5 y la 11), cofradías penitenciales y marianas, Cavallers de la Conquesta (que habrán celebrado la proclamación de Na Violant), Templers de Castelló, Junta de Festes, reina y damas de la ciudad, altres festes de carrer...

Convivencia fraterna en una de las manifestaciones populares de mayor devoción en la ciudad turquesa y naranja, y como prólogo a unas fiestas de la Magdalena, cercanas e inmediatas. Castellón entra en sus jornadas más festivas. En su primavera creciente de almendros que florecen, de incienso, cera y boleros.