Más de 250 personas se manifestaron ayer en Castellón para protestar por la rebaja en las ayudas de la ley de dependencia, tanto las destinadas a servicios como las que van para sufragar al cuidador familiar. Esta disminución en las cuantías, que llega hasta el 50% en algunos casos, ya ha sido efectiva en el pago de las prestaciones del pasado mes de noviembre, que tuvo lugar la semana pasada. Esta pérdida adquisitiva ha provocado gran malestar entre los 5.200 dependientes que hay en la provincia de Castellón. De ahí que decidieran salir ayer a la calle, la igual que harán hoy los afectados de Valencia.

Este nuevo recorte se añade al que ya sufrieron de un 15% el pasado agosto, por lo que en algunos casos la reducción de la ayuda en solo seis meses roza el 70%. “Parece que a los políticos se les olvida que ellos también necesitarán esta ley algún día. No puede ser que nos hayan quitado parte de la ayuda y, además, ahora tengamos que pagar hasta el 50% de los medicamentos y las prótesis”, criticó la portavoz de la Plataforma en Defensa de la Llei de la Dependència de Castellón, Sonia Fernández. La protesta, que también contó con el apoyo de Cermi Castellón, plataforma que aglutina a 12 colectivos de discapacitados de la provincia, partió de la plaza Mayor hasta llegar a las puertas de la Casa dels Caragols --delegación del Consell en la capital de la Plana--. Allí, los asistentes protagonizaron una cacerolada y algunos depositaron sobres con dinero ficticio.

Los manifestantes, que portaban pancartas en las que se podía leer Dónde está mi sobre o Dependientes somos todos, profirieron gritos como Fabra paga ya o Es una indecencia recortar la dependencia. Además, en las reivindicaciones estuvo presente el retraso que padecen en el cobro de las prestaciones, ya que en estos momentos se les adeuda diciembre y enero.

PAGANDO EL COMEDOR // Entre los colectivos que apoyaron la protesta estaba la Fundación Síndrome de Down de Castellón, a la que el Consell aún adeuda 400.000 € desde el año pasado. Esta situación provoca que hayan tenido que eliminar el servicio de comedor y ahora son los padres los que acarrean con el gasto. H