El hecho de que gran parte del monte esté en manos privadas complica la lucha contra el tomicus destruens, la plaga que afecta a los pinos, como explican fuentes de la asociación de agentes medioambientales. Este insecto perforador ya afecta a puntos como el paraje de la Magdalena; Morella, Tales, Bejís, Jérica, Toràs, Teresa, Onda y se extiende hacia el norte, por Orpesa.

Expertos, como Ramón Herrero, presidente de la asociación de empresas de jardinería de Castellón (Asjac), instan a Conselleria, Diputación y ayuntamientos a tomar medidas como un protocolo que obligue a cumplir a cada persona con la parte que le corresponde, incluida su destrucción y traslado a un vertedero autorizado para evitar que prolifere. A juicio de Herrero y del ingeniero agrónonomo, exdirector del Icona y asesor de Fepac Asaja en cuestiones forestales, Julio García Rojo, no es suficiente con talar los árboles afectados. Una vez cortados, hay que astillarlos o quemarlos porque si no, se corre el riesgo de que en el interior haya puesto huevos y se reproduzca y acabe infestando a otros.

De hecho, los expertos temen que acabe sucediendo como con el picudo rojo, que afecta a las palmeras y está fuera de control. “Si no se adoptan medidas, pasará lo mismo. Si empiezan a proliferar las crías aumentará la densidad de coleópteros”, dice Herrero.

Por su parte, García Rojo señala que el tomicus lleva desde hace tres o cuatro años atacando a árboles de la provincia. Según explica, la primera vez que la detectó fue en Alcalà de Xivert y ahora está ya extendido por casi toda la provincia. “Tendría que haberse actuado inmediatamente para atajar esta situación y, sin embargo, es ahora cuando empieza a preocupar”, manifiesta.

Por contra, desde la asociación de agentes medioambientales no creen que pase lo mismo que con el picudo y achacan el “pico de explosión” de este año en la “debilidad extrema” de los pinos como consecuencia de la sequía.

Por su parte, García considera que debería hacerse una política de clareo de los montes, porque la elevada proporción de pinos por m2 hace que compitan por la escasa humedad del terreno. Ello, unido a la irregularidad de las precipitaciones, los hace menos resistentes a la plaga.

Herrero apunta a que también deben hacerse tratamientos y colocar trampas con feromonas. La Conselleria las está poniendo ya en montes públicos y está elaborando una orden que declarará el tomicus plaga forestal y exigirá su tratamiento, que será declarado obligatorio y de utilidad pública, con independencia de la propiedad de los terrenos. H