El reciente episodio de lluvias ha sacado a la luz la tremenda realidad de la pobreza en al provincia. Los habitantes de asentamientos de chabolas se han convertido en doblemente víctimas: por la pobreza y por los efectos del temporal. Como la comunidad de búlgaros y rumanos del PAI Golf Sant Gregori, que fueron desalojados y acogidos en el Llar Fallero de Burriana durante la noche de la tromba de agua.

Un grupo que ya ha regresado a sus hogares improvisados, que ayer visitaron el alcalde de Burriana, José Ramón Calpe, y los máximos responsables de Cruz Roja en la Comunitat y de Castellón, Fernando del Rosario y Flores Higueras.

Junto a ellos, el alcalde de Burriana, José Ramón Calpe, quien quiso conocer de primera mano la situación que viven estas familias. Como explicó a Mediterráneo Daniel Losada, responsable de asentamientos de Cruz Roja Provincial, trabajan con más de 350 personas en asentamientos de Burriana, Castellón y Almassora. “Viven en una situación de absoluta pobreza y su medio fundamental de subsistencia es la recogida de chatarra”, concretó, asegurando que “son, sobre todo, de nacionalidad rumana y búlgara, aunque también hay personas españolas y de otros países”, concretó.

“No es gente conflictiva; han venido aquí porque en su país las cosas están peor, pero tienen como objetivo integrarse”, dice Losada. Solo en el asentamiento de Burriana viven 160.

Y los testimonios de este binomio lluvias-pobreza se multiplican. Este es el caso del matrimonio formado por Peter y Maria, rumanos magiares, que recuerdan el impacto de las lluvias sobre su casa “llena de barro”.

Mientras, Gabriela y Pau, que viven en un maset abandonado junto al Hospital General de Castellón, califican de “odisea” lo que sufrieron el domingo. “Hasta el martes, Cruz Roja no nos ayudó”.

Cerca de ellos, Stancu Nicolai relata cómo se le mojó toda la chabola, “que se inundó completamente”. También a Vlad, otro rumano, que lleva solo un mes en España y que “se lo pasó muy mal”. H