Jaime Vilarroig, profesor de Bioética y Antropología Filosófica, considera que hay un “abuso en los cribados neonatales, aquellas pruebas que se realizan para determinar si un nasciturus tiene alguna enfermedad, y, si bien cada vez hay menos niños que nacen con enfermedades raras, se tiende a una discriminación por parte de los futuros padres y hay un rechazo frontal a las enfermedades, hay miedo”. Así lo indicó ayer en el transcurso de una jornada de bioética sobre la protección de la vida vulnerable en un mundo perfecto, organizada por el CEU-Universidad Cardenal Herrera en Castellón.

“En una sociedad que potencia la perfección en todos los ámbitos como la juventud, la belleza, el cuerpo humano, sin embargo, lo más vulnerable es una vida digna, tanto en lo que es su inicio, como en el final de la misma”, señaló ayer. “Cualquier día, si hay un niño que vaya a nacer y a sus padres no les gusta cómo será, se evitará su nacimiento”, agregó Vilarroig, quien pidió a los profesionales sanitarios que actúen con criterios médicos, pero también con criterios de conciencia.

Asimismo, Vilarroig reiteró que es precisamente “en el momento de nacer, o en el momento de morir, cuando no se garantiza precisamente una vida digna”.

OBJECCIÓN // En este sentido, el profesor de Bioética recordó que la “objección de conciencia de un profesional sanitario es constitucional y, por lo tanto, tiene instrumentos legales para objetar”.

La jornada contó también con al proyección de la película titulada La escafandra y la mariposa, que se basa en el testimonio real de una persona que tiene todo el cuerpo inmóvil, excepto un ojo y que le transmite la experiencia vital de una vida que supo reflejar después en un libro. H