A la espera. Así se queda por ahora la familia del borriolense José Valls, fusilado el 2 de septiembre de 1938 en el camposanto municipal, después de que el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GPMH) diera ayer por concluidos los trabajos de campo para localizar y exhumar sus restos. Ahora se está pendiente de los resultados del ADN de los cuerpos hallados en la fosa común, según indicó Antonia, la hija de Valls, que fue enterrado tras su fusilamiento, junto a otro borriolense, Luis Meseguer.

Los análisis se realizarán en el Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid, si bien los resultados no estarán hasta dentro de dos a tres meses. “Primero se realizará un estudio antropométrico, y si este determina que no están entre los restos los de Valls y Meseguer, prácticamente se hará innecesaria la prueba de ADN”, explicó Alonso.

Entre los 17 cuerpos localizados no hay ninguno con evidencias de muerte violenta por arma de fuego, según el coordinador del grupo, Matías Alonso, si bien explicó que los análisis determinarán si entre estas personas están José Valls y Luis Meseguer “o si debemos darles por desaparecidos”. “En los años de la posguerra, hubo enterramientos realizados sobre otros ya existentes, se reaprovecharon fosas, sobre todo entre ciudadanos humildes y se destruyeron restos, y esto es lo que ha podido pasar en Borriol”, matizó. La familia está “decepcionada”, pues creían que ya habrían tenido buenas noticias.

El GRMH mantiene los plazos para desarrollar este mes la exhumación del soldado desconocido de El Toro, que se acometerá con parte de la financiación obtenida a través de los internautas para el desenterramiento de Borriol. H