Se dice, se rumorea, se comenta, por los mentideros políticos de la Comunitat Valenciana, que Mónica Oltra se pone algo más que nerviosa cada vez que el conseller de Educación, el bueno de Vicentico Marzà, acapara una nueva portada en la prensa.

También se afirma, de momento off the record, que si algo ha de temer el responsable de la cartera de Educación es, precisamente, la cólera de la vicepresidenta.

Y que, llegado el caso, no serán los múltiples frentes que tiene abiertos los que le impedirán acabar la legislatura, sino la furia de una mujer que no lleva bien lo de pasar a un segundo plano.

Es en Castellón, cuna de Vicent Marzà, donde estos rumores han cobrado más fuerza últimamente. Aunque ya hay quien en el cap i casal se ha hecho eco de estos comentarios.

El nuevo conseller de Educación realiza jornadas maratonianas. Se sabe que hay muchos días en los que vuelve a casa pasada la medianoche, por lo que, naturalmente, hace uso del tan denostado coche oficial.

Parece que es por ahí por donde está recibiendo los primeros palos que le dedican desde su propia coalición.

Hay quien no dejará pasar la oportunidad de zurrarle bien la badana.

Si me lo permiten les diré que no me gustaría estar en los zapatos de Marzà. Ya dijo Sir Winston Churchill que en política el enemigo está en tus propias filas. Que en el partido de enfrente solo está el adversario. H