El otro día el buen amigo Juan José Porcar, encargado de la programación del Auditorio de Castellón, me encargó, como suele ser habitual, unas notas para ilustrar el programa de mano de uno de los conciertos del palacio de la música del Camí del Lledó. No era un repertorio para nada complicado, la obertura de la ópera de Borodin El príncipe Igor, el segundo concierto para piano de Rachmaninov y las variaciones Enigma de Elgar. En hora y media redacté mis impresiones sobre estas obras y se los envié por correo electrónico.

De inmediato, en evidencia patente de su obsequiosa cortesía, me respondió: «Gracias. Eres el rápido de Irún». Me plugo la frase que algunos (desde luego ya muy metidos en años) utilizamos para hacer referencia a la velocidad que algunas personas tienen para ejecutar algo. ¿Origen de la expresión? Muy fácil: El trazado de la línea Madrid-Burgos-Irún, ya contaba con doble vía en 1900 y en 1936, el conocido como tren rápido, alcanzaba la entonces inimaginable velocidad de 110 Km/h. La celeridad de ese ferrocarril pasó al lenguaje coloquial e incluso a las canciones. La impar vedette Celia Gámez, por la que este cronista tiene legítima admiración (aunque no tanta como la de mi estimado colega el profesor Joaquín Campos) estrenó en 1910 una canción titulada Si vas a París papá, que puede audicionarse en YouTube, en la que a ritmo combinado de charlestón y fox, se decía entre otras cosas: «A París va papá, en el rápido de Irún…». Años más tarde cantó este tema de Oropesa y Ledesma, Marujita Díaz… pero…, nada que ver, «veritat, volgut Ximo?».

*Cronista oficial de Castellón