Florentino Pérez salió contrariado e irritado, porque también él se llevó lo suyo por parte de los aficionados andaluces, de Córdoba. La imagen de Ronaldo abandonando el césped mientras lustraba el escudo de campeón del mundo para pitorrearse de quienes nunca podrán paladear el sabor del éxito del Madrid y sobre todo del suyo propio, también caló en el presidente.

Pese a todo, nadie en el club blanco ha afeado al Balón de Oro su proceder. Todo han sido justificaciones porque un mal paso lo da cualquiera o porque perder los nervios cuando todo sale mal también es humano. En la web del club no se hace la más mínima mención a la patada del jugador portugués, más allá de que “la empresa se complicó aún más por la roja que vio Ronaldo en el minuto 83”, el párrafo con que se despacha lo sucedido en la crónica. Se trata ahora de minimizar los efectos y por eso desde el mismo AVE se le recomendó que se excusara públicamente. Lo hizo a través de Twitter con una petición de disculpas “a todos y especialmente a Edimar” por su “acto irreflexivo”. A Crespo, a quien agredió dos veces con la mano antes y después de la patada al lateral, ni siquiera le nombra.

El Madrid daría por buenos dos partidos de sanción, que es probablemente por donde tirará Competición. Ahora, si el órgano disciplinario pide al colegiado una ampliación al acta, la suspensión se iría a un mínimo de cuatro encuentros, con lo que se perdería el derbi con el Atlético. H