La definición de hombre de club debería estar acompañada de una fotografía de Emilio Isierte. Por eso entiende que su marcha al Mallorca, para ser la mano derecha de su buen amigo José Luis Oltra en el banquillo, no es un adiós, sino un hasta luego.

El exportero pudo acompañar al técnico valenciano en alguna de sus aventuras más recientes (Tenerife o Deportivo), pero no cuajó. Hasta que, el domingo, Emilio respondió a la llamada de Oltra y, en pocas horas, tomó la decisión. “Todo fue muy rápido y pensado muy rápido”, indicó el rapitenc de nacimiento y castellonense de adopción. “Me da pena marcharme, dejar a mi familia, pero es una buena oportunidad para mí”, argumenta sobre la oportunidad de tomar parte en un proyecto puntero en Segunda A. “Volveré al Castellón”, certifica, abriendo, pues, un paréntesis después de más de 15 años haciendo casi de todo para el club: segundo entrenador y técnico específico de porteros, delegado lejos de Castalia, responsable de organizar los desplazamientos y mucho más. Muchísimo más. “Al final haces más cosas de las que te corresponden, pero lo haces con el corazón”, asiente.

EL DIÁLOGO // De paso, Emilio ofreció alguna pista sobre el futuro que tenía aquí. “Sí, tenía asegurada mi continuidad. Todavía no era oficial, pero ya había hablado con David”, comentó sobre el presidente. H