Todo queda en casa, sí, en la de los Rosberg, en su lujoso apartamento de Mónaco. Ahora papá Keke y su hijo Nico podrán colocar juntitos los dos trofeos como ganadores en el GP de más prestigio, el de su casa. 30 años después, justo 30 años después, el hijo igualó la gesta del padre que, con una copita en la mano, le podrá decir: “Sí, vale, también has ganado aquí, pero yo tengo un título”. Nico aún no lo tiene, pero no desmerece ante los cinco campeones que derrotó ayer en Mónaco. Lleva superando a su compañero Lewis Hamilton durante tres calificaciones seguidas con poles que hieren el ego del inglés. “¿Pensar en el título? No, aún tenemos muchos problemas de degradación. Aquí pude controlar el ritmo y ganar. Solo pienso que este momento me parece increíble, casi irreal”, dijo eufórico el piloto de Mercedes.

UN FERRARI INCONDUCIBLE // Nico se ganó la victoria durante la calificación del sábado, en el cuerpo a cuerpo que define Mónaco. El resto suele ser una consecuencia del orden en la parrilla, como el hecho de que los Mercedes entraran juntos a cambiar ruedas con el primer coche de seguridad (vuelta 30). Hamilton tuvo que esperar a que le cambiaran las ruedas a Rosberg. Perdió seis segundos que le retrasaron de segundo a cuarto, en favor, eso sí, de los dos Red Bull.

Fue Massa quien abrió la caja de las interrupciones con un accidente idéntico al que sufrió en los libres del sábado. No era fácil conducir el F138 este fin de semana en Mónaco. Los reglajes elegidos lo hicieron un coche traicionero. Massa lo pagó con dos siniestros y una visita al hospital; Alonso, con una actuación que asustó a su fans. Es difícil recordar en su carrera adelantamientos como los que sufrió a manos de Checo Pérez, en la salida del túnel; Jenson Button, en La Rascasse; y, finalmente, Adrian Sutil, en Loewe.

DOMINIO MAGISTRAL // Se le echaron al cuello en mitad de un trenecito marcado por Rosberg. Solo había ganado una carrera antes, pero el joven nacido en Heidelberg (Alemania) hace 27 años, lo hizo con la misma solvencia, serenidad y eficacia que el año pasado en China. Salió como un trueno en las tres reanudaciones. Su única preocupación era la posible mayor degradación de sus ruedas frente a los Red Bull, así que impuso a la carrera un ritmo lento, muy lento, demasiado para proteger sus gomas, nueve segundos por encima de su tiempo en la crono. Hamilton le escudó hasta la vuelta 30, después, entre interrupciones y coches de seguridad, mantuvo a raya a Vettel, sin preocuparse de la degradación, ayudado también por los polémicos test que Mercedes realizó en secreto con Pirelli una semana atrás en Montmeló, y que ha puesto en pie de guerra, y con razón, a Ferrari y Red Bull.

FINAL APASIONANTE // Envalentonado y en medio del tren de monoplazas que formaba Rosberg, el mexicano atacó a Raikkonen en el mismo punto. “Es estúpido. Va a arruinarme la carrera”, declaró con contundencia el finlandés por radio. Y así fue. En el segundo intento se tocaron. Checo pinchó la rueda del Lotus -Kimi tuvo que entrar a boxes, regresó último, pero en las tres últimas vueltas de la estrepitosa carrera, adelantó a Van der Garde, Chilton, Gutiérrez, Botas y Hulkemberg para arañar un punto-- y el mexicano se quedó sin alerón, primero, y sin frenos después, hasta abandonar. Con menos estruendo y más limpieza, Adrian Sutil también adelantó a Button, y a Alonso, para acabar en una quinta plaza de oro. Todos piensan ya en la próxima cita del campeonato que será en Canadá. H