Está lejos todavía de su mejor nivel, después cerca de cuatro meses sin competir. Pero Rubén Suárez (35 años) ya ha dejado su esperada tarjeta de presentación en Castalia: dos encuentros oficiales... y dos goles: el penalti al Elche Ilicitano en la Copa RFEF y la falta al Cullera del sábado. De vital importancia este último, al impedir la tercera derrota liguera consecutiva y minimizar los daños. El asturiano no se esconde fuera de los terrenos de juego como tampoco lo hace dentro: avisa de que no ha venido a jubilarse y que no se le pasa por la cabeza otra cosa que ascender.

--¿Qué hace un futbolista como usted jugando en Tercera?

--Vivir el presente. Estoy muy contento por haber llegado a un vestuario fantástico. El club quiere hacer las cosas bien y a mí me gusta intentar devolver al Castellón donde se merece, que es Segunda B o, incluso, Segunda A.

--¿Cómo llega al Castellón?

--Es una opción que me hizo mucha ilusión desde el principio. Tuve ofertas de superior categoría y de países que yo consideraba que no eran seguros; además, venía de una experiencia muy dura en Grecia. Miré el tema económico, pero también el familiar porque tengo dos hijos pequeños. Me planteé regresar a España, a la espera de alguna buena propuesta buena. Lo cierto es que la del Castellón me llenaba; y, aunque llevo solamente unas semanas aquí, la decisión ha sido buena.

--¿Cómo va ese proceso de adaptación a un fútbol tan desconocido como el de Tercera?

--Me adapto rápido y soy realista. Yo, entrenando, ya soy feliz. Tengo una edad en el DNI y otra en mi cabeza. Vengo a ayudar al equipo, ojalá mi estancia aquí sea larga. No estoy de paso y así se lo dije al presidente: si las cosas funcionan medianamente bien, seguro que estoy aquí mucho tiempo. El día que ya no pueda más o mi cuerpo no aguante, seré el primero en dejarlo.

--Se le considera el jugador referencia del equipo, ¿lo acepta?

--No he venido al Castellón a pasar el rato ni a jubilarme. Entiendo cuál es mi papel y que la gente me va a exigir como al que más: que, para mí, la exigencia será mayor que para el resto. Me voy a dejar la piel, pero el fútbol es un deporte colectivo y menos el Barça y el Madrid, que tienen a los dos mejores jugadores del mundo, los equipos no dependen solo de los 11 que salen a jugar, sino de los 24, porque todo el mundo sabe que tendrá su oportunidad. En ese sentido, me he encontrado un vestuario muy sano.

--¿Cuál será su rol?

--Sé que, por mi experiencia, debo aportar mi granito de arena, no solo dentro del campo. El día que me merezca jugar, jugaré; y el que no, pues a ayudar desde fuera. ¿Cuáles son mis objetivos personales? Por mi posición en el campo, sé que tengo que aportar goles y asistencias, pero he venido para jugar los máximos minutos posibles porque, de lo contrario, no habría venido. Eso sí: el reto mayor es ascender a Segunda B.

--¿Para cuándo podremos ver al mejor Rubén Suárez?

--Intentaré estar lo antes posible, pero he estado sin competir desde el 9 de junio a hasta hace un par de semanas. Aunque uno practique otros deportes, el fútbol es distinto, hay contacto... Me falta tener más chispa, que es algo fundamental según mis características. Encima, hemos tenido la Copa RFEF, que nos ha impedido entrenar con normalidad. Espero, en dos o tres semanas, estar ya fuerte físicamente.

--¿Cómo ve al equipo, al que se le pide, sí o sí, el ascenso?

--Tenemos plantilla y calidad de sobra para lograr el objetivo; si no lo creyera así, no habría venido aquí. El problema es que somos un equipo prácticamente nuevo en el que cuatro o cinco jugadores hemos llegado más tarde y fuera de forma... Hay que tener tranquilidad y comenzar a hacernos fuertes, sobre todo en casa.

--¿Qué es lo que está fallando en las últimas tres jornadas?

--El equipo tiene que salir a muerte desde el primer minuto. Es lo que estaba haciendo en los primeros encuentros, aunque creo que la Copa RFEF ha podido distraer y cansar a la gente.

--Su llegada ha llevado aparejada la marcha de Zarate. ¿Cómo cree que puede afectar al vestuario?

--Entiendo que es una situación difícil para él, porque a mí también me ha tocado vivirlo. Nunca queremos que pasen estas cosas, pero ahora hay que centrarnos en lo nuestro. Estoy seguro de que esto acabará al margen del grupo. El ambiente del vestuario es muy sano, con buen rollo y bromas, lo cual es fundamental para conseguir los objetivos. H