Força Barça». El mensaje de Ivan Rakitic en su cuenta personal de Instagram fue la forma (moderna) elegida ayer para bajar el hervor de estos días. Lectura inmediata: quiere quedarse, no atiende ofertas, que baje el ruido generado por el intento de compra del PSG. Podía haber un interés real del gigante francés, como podía haber un interés del jugador de subirse el salario aprovechando la ola mundialista croata (véase el caso de Modric y el Madrid con el Inter de por medio). Un clásico del mundo del fútbol.

Al FC Barcelona podía, de hecho, interesarle desde el punto de vista de club un gran traspaso (la cláusula de rescisión de Rakitic es de 125 millones). La galopante masa salarial demanda alguna venta de la gama alta. Si lo recomendable es que sea del 70% de las cuentas, ahora las nóminas ya ascienden al 84% del presupuesto total de la entidad.

Otra cosa es desde el punto de vista deportivo, claro está. Es un imprescindible de Ernesto Valverde y, a sus 30 años, el medio tiene pinta de que puede serlo algunas temporadas más.

En cualquier caso, no parece oportuna una nueva revisión del contrato firmado hace apenas año y medio. Chapeau para su agente si lo consigue, pero Rakitic está atado hasta el 2021 y forma parte del elenco de cracks que han visto revisadas recientemente al alza sus fichas.

La rebaja salarial pasa en estos momentos por conseguir vender a Paco Alcácer al Borussia Dortmund. Además, la otra opción es Rafinha, pretendido por el Betis. Una salida que se enfría.