Creer es una cosa y poder es otra. El Villarreal lo intentó durante los 90 minutos de la vuelta de los dieciseisavos de final de la Europa League; su actitud y generosidad en el esfuerzo fueron encomiables, pero no le fue suficiente para voltear el contundente 3-1 de una semana atrás en el Groupama Stadium de Lyón, el escenario al que no podrá volver para dirimir su primera final europea. A Javier Calleja le faltan dos puntos de calidad en un ataque demasiado huérfano desde la marcha de Bakambu a la Superliga china. Ayer se necesitaba a Carlos Bacca, y el colombiano no respondió a lo que se espera de un 9 de su calidad y experiencia. Y en el tramo final la expulsión de Jaume Costa finiquitó cualquier opción de remontada. El Olympique de Lyón aprovechó la inferioridad numérica de los amarillos para volver a ganar al Villarreal con un tanto de Traoré a seis minutos del final. No pudo ser. El Villarreal quiso pero no pudo, porque para jugar en Europa necesita mucha más calidad arriba.

El Submarino necesitaba un mínimo de dos goles para voltear la eliminatoria, pero no era cuestión de plantear el partido a la desesperada. Sobre todo porque el rival podía finiquitar la eliminatoria a las primeras de cambio si se le dejaban espacios libres delante. Javier Calleja optó por la prudencia, buscando el equilibrio en el centro del campo y mantener a Sergio Asenjo bien protegido. La lección de Lyón estaba muy bien aprendida por parte de los amarillos.

EQUIPO PROTEGIDO / El plan era tener paciencia… y acierto cara al gol. La pareja de mediocentros Javi Fuego-Rodri cose más al Villarreal en su juego defensivo. Le transmite empaque, solvencia y un equilibrio que necesita cualquier equipo para hacer cosas importantes. Todo lo que no se le vio al Submarino la pasada semana en el Groupama Stadium. Manu Trigueros y Pablo Fornals eran los encargados de la fantasía y la conexión con Bacca y Enes Ünal. Detrás destacaba la presencia del Boss Bonera, titular en detrimento de Víctor Ruiz, que regresará al once el domingo en la Liga ante la sanción de Álvaro.

El Olympique no estuvo tan suelto y fresco como en la ida. Delante ya tuvo un rival que sabía lo que quería y no el contrincante imberbe y facilón de la semana anterior. El Villarreal sujetó bien a los galos, pero le costaba alcanzar con fluidez el área de Anthony Lopes. No llegó mucho, pero sí con peligro. Sin embargo, la premisa del acierto no acompañó a los amarillos en las tres buenas oportunidades que generaron en el primer tiempo.

Mario, convertido en extremo y siempre apuntando peligro, se metió en la cocina del Lyón y dejó a Manu Trigueros en buena posición para el remate, pero un defensa galo se interpuso en el tiro del talaverano, que se perdió a córner. Primer aviso. El segundo, un tiro de Ünal bien atajado por el guardameta del conjunto francés, que ya fuera decisivo en Lyón. Y nuevamente el turco volvió a enseñar los dientes en una chilena que se le escapó fuera.

La puesta en escena era buena, pero el gol se le resiste demasiado al Villarreal, más cuando Bacca no está fino, como sucediera ya en Francia. El entrenador del Villarreal siguió con su plan. En la segunda parte había que inyectarle velocidad al equipo por las bandas. De partida entró Samu Castillejo por Fornals, para unos minutos después salir Cheryshev por Trigueros. Dos extremos por dos hombres de juego interior. La dinámica era la misma. El Submarino se quedaba con el balón y el Olympique defendía con seriedad y apuntaba un peligro letal a la contra. El problema era que los minutos corrían y la posibilidad de voltear el 3-1 de Lyón pasaba de la categoría de posible a difícil, hasta casi alcanzar la de milagro. Incluso Fekir dispuso de un mano a mano con Sergio Asenjo, con rechace posterior y mal despeje de Bonera desde la línea de meta que increíblemente no concluyó en el 0-1.

El Villarreal lo hacía todo bien pero se mostraba demasiado inofensivo en ataque. Bacca no leyó bien el fútbol de los amarillos y siempre llegó tarde a todos los balones. Y a Ünal, muy voluntarioso y dejando detalles, el gol se le resistía. Y eso para un delantero es un lastre muy pesado.

Los hombres de Calleja iban pagando el esfuerzo y bajando su intensidad, que no su orgullo. No era un problema de actitud, una cualidad que les sobró ayer a los amarillos, sino de tener ese punto de calidad que te sirve para resolver un partido sacando una acción de talento de, prácticamente, la nada. Al Villarreal le faltó mucho mordiente en ataque, más movilidad, velocidad, capacidad de desmarque y ese uno contra uno necesario para encarar al rival… y pegada. La sombra de Bakambu sigue siendo muy alargada. Y este Villarreal está muy cojo en ataque.

RECTA FINAL CON 10 / Luego llegó la expulsión de Jaume Costa en el minuto 77. Rigurosa y exagerada por parte del árbitro, a quien le faltó mano derecha. Era ya la sentencia. Con 10 jugadores en el terreno de juego el Villarreal necesitaba ya dos milagros, no uno. Con espacios los franceses sorprendieron a la contra al Villarreal y Bertrand Traoré firmó el parte de defunción a seis minutos del final de la eliminatoria.

La Europa League 2017/2018 ya es historia y por segundo año consecutivo llega la eliminación en la primera ronda de cruces. El Olympique de Lyón fue mejor. Nada que objetar. Ahora hay que buscar a través de la Liga el regreso a Europa. El Villarreal sí creyó... pero no pudo.