La batalla de los taxistas de Barcelona contra Uber llega este martes al Tribunal de Justicia de la Unión Europea cuyo dictamen sentará un precedente jurídico clave a la hora de determinar si la compañía ofrece un servicio de transporte, tal y como denuncia la asociación profesional Elite Taxi, o es una plataforma de información que únicamente pone en contacto a particulares, como defiende la empresa norteamericana. La respuesta, según el juzgado de lo mercantil 3 de Barcelona del que salió el caso, no está clara y requiere de un pronunciamiento europeo para determinar en última instancia si el servicio esconde o no competencia desleal.

No es el único caso sobre Uber que tiene actualmente la corte europea sobre la mesa -hay otra pregunta prejudicial de un tribunal francés de junio de 2016- pero si será el primero que ayudará a acotar cómo deben aplicarse las reglas de la economía colaborativa en la Unión Europea lo que puede sentar precedente para otros servicios que conectan a consumidores como Airbnb. Un segmento que en Bruselas ven como una oportunidad económica más que como una amenaza y que no son partidarios de momento de regular, aunque reconocen que ha generado muchos enfrentamientos y quejas en los últimos tiempos. De hecho, la Comisión Europea tiene sobre la mesa cuatro quejas contra Uber: dos contra la ley de Francia, una contra Alemania y otra contra España.

De momento, lo que ocurrirá este martes en Luxemburgo es solo la vista oral del procedimiento, lanzado a raíz de una pregunta prejudicial remitida desde Barcelona, en el que ambas partes tendrán oportunidad de presentar sus argumentos y alegaciones ante un panel de quince jueces durante una sesión que podría prolongarse, según fuentes de la corte, hasta la tarde. La asociación de taxistas -el demandante- insiste en que el servicio que presta Uber es de transporte y que, por tanto, debe estar sujeto a una autorización previa o licencia porque de lo contrario estaría vulnerando las reglas. La empresa, en cambio, alega que es una plataforma tecnológica que pone en contacto a particulares y que este requisito no debe aplicársele.

En este primer a cara entre ambas partes también se pronunciará la Comisión Europea que juega un papel importante como guardiana de los Tratados que es. Tire del lado de los taxistas o de Uber serán los jueces europeos los que tendrán que ayudar a acotar el territorio y dar respuesta a una pregunta central que será vital para el futuro de la economía colaborativa: si la actividad de Uber debe ser vista como una actividad de transporte o como un servicio electrónico de intermediación. La respuesta todavía tardará en llegar unos meses.