La cultura y la tradición son dos de los pilares fundamentales que ayudan a forjar la singularidad de un pueblo. Es el caso de la provincia de Castellón, que ha convertido parte de sus costumbres, tras años de celebración, en festividades que se han consolidado en el imaginario de los castellonenses.

Tanto es así que localidades como Vinaròs, Benicarló, Forcall o el distrito marítimo de Castellón se han lanzado como capitales de la Comunitat. La Conselleria de Turismo otorgó ayer la distinción de Fiestas de Interés Turístico Autonómico entre el periodo de enero a agosto de 2014 a la Festa de la Carxofa y las Fallas, ambas en Benicarló; y, como Fiestas de Interés Turístico Provincial, en Castellón, la Festa de Reis de Vila-real. Son citas que se unen al famoso carnaval de Vinaròs, a la Santantonà de Forcall o Sant Pere del Grao, paradas ineludibles para vecinos y viajeros que se acercan a la provincia.

Son ya 24 los festejos marcados como puntos de visita obligada a nivel de la Comunitat, junto con las fiestas de la Magdalena y la Entrada de Toros de Segorbe, que son ya internacionales. Y es que, a nivel provincial, las tradiciones de interés se extienden a Burriana, que engalana cada mes de mayo sus calles con cruces y flores; o Borriol y Viver, que veneran a sus patrones, Sant Antoni y San Francisco de Paula. Como también las diferentes procesiones y ferias, como la de Altura, Nules, Cabanes o l’Alcora, así como el espectacular desembarco de Santa María Magdalena de Moncofa, o La Passió de Torreblanca. Pero no todo es simbología religiosa, pues los festejos taurinos son una marca identitaria de la provincia, como bien muestra la característica Entrada de Càlig o los encierros de Orpesa. Aunque, sin duda, la gastronomía es uno de los platos fuertes, como las paellas de Benicàssim, les calderetes de Almassora o el Mesón del Vino de Burriana son cita obligada. H